Entre el final de la Guerra Civil y la década de los cincuenta, la dictadura franquista empleó el robo de bebés en las cárceles y en familias de mujeres republicanas como una herramienta de represión. Desde los sesenta y hasta la década de los noventa, esa trama criminal continúo en clínicas, principalmente relacionadas con la Iglesia, de todo el país. Sobre dicho drama ha construido el actor y dramaturgo Antonio Muñoz de Mesa la obra Una vida robada, que hoy se representa en Can Ventosa en una única función a las nueve y media de la noche y que, bajo la dirección de Julián Funtes Reta y el propio Muñoz de Mesa, cuenta con un reparto integrado por Asunción Balaguer, Carlos Álvarez-Novoa, Ruth Gabriel y Liberto Rabal.
El mismo autor define la pieza como «un emocionante relato de suspense que gira en torno al inconfesable secreto de una ilustre familia». «Hijos que no saben quiénes son sus padres, padres que no saben quiénes son sus hijos y una madre que desconoce su papel», añadió el dramaturgo al presentar la obra ante los medios. Con este drama, además, Muños de Mesa ha podido aproximarse al tema de la familia, un núcleo social que califica como «un pequeño manicomio» y sobre el que confesó que llevaba un cierto tiempo reflexionando.
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