El capote de paseo usado en la alternativa tanto de José María Manzanares padre como hijo arropa el féretro del primero en la Puerta Grande de la plaza de toros de Alicante, convertida por un día en capilla ardiente para que varios miles de amantes del toreo le den un emocionado adiós.
Para cubrir los restos mortales, la familia ha escogido ese capote que, de tono marrón crema, porta la imagen de la Santa Faz, de gran significado en la ciudad natal del torero, Alicante, donde, según la tradición, se conserva uno de los pliegues con los que la Verónica secó el rostro de Cristo en su camino al monte Calvario.
Los restos de José María Dols Abellán, más conocido como José María Manzanares, han entrado por la Puerta de Caballos del coso (que tiene izada la bandera a media asta) entre aplausos y vítores de «torero» pasadas las 13.00 horas.
Sus hermanos y cuatro hijos, Ana María, Yeyes, Manuel y José María -recién llegado de México, donde iba a torear en la capital (2 de noviembre) y en Querétaro (7)-, han acompañado muy emocionados al diestro en su última visita a la plaza de su ciudad, y han agradecido las muestras de cariño y afecto a través de un portavoz.
El féretro se halla bajo un crucifijo y una gran fotografía del diestro ataviado con traje de luces, en una estancia con cabezas de toro y las banderas de España, de la Comunitat Valenciana y de Alicante.
La familia le acompaña «destrozada», según han relatado a los periodistas algunos íntimos, debido a lo inesperado de la muerte.
Según los datos de la Policía Local, en la primera hora de capilla ardiente más de 2.000 aficionados han despedido al diestro, de 61 años, que ayer falleció en su finca de Cáceres por causas naturales.
El cuerpo sin vida permanecerá en la que fue su casa durante décadas, la plaza de toros, hasta pasadas las 10.00 horas de mañana, cuando posiblemente se le rinda como último homenaje una vuelta al ruedo.
Después será trasladado hasta la céntrica concatedral de San Nicolás de Bari para, a partir de las 11.00 horas, oficiar un funeral de cuerpo presente, tras el cual se procederá a la sepultura en la más estricta intimidad en el panteón familiar del cementerio de la ciudad.
«De cada muletazo de Manzanares se podía hacer un cartel de toros», ha resumido uno de los admiradores, el novillero con picadores Alfredo Bernabéu, que han consolado a la familia junto a otras figuras del toreo, como los matadores Pepín Liria, Aníbal Ruiz y Juan Antonio Esplá.
Otras muchas frases se han escuchado en la larga fila que ha rodeado parte del coso para entrar a la capilla ardiente, como que se va el «torero de toreros», «un maestro de maestros» y «un referente de generaciones».
También han estado muchos amigos de la familia, como Miguel Martínez, antiguo mozo de espadas que durante meses pasaba las 24 horas del día junto al matador, y quien ha recordado entre lágrimas la liturgia del momento de vestirse antes de las corridas y los viajes de antaño, «con coches y carreteras que no eran como las de ahora».
A lo largo de la tarde se espera la llegada de otros diestros y representantes tanto del ámbito taurino como de la sociedad civil -la alcaldesa, Sonia Castedo, ya ha estado- puesto que Manzanares era muy querido y respetado en su tierra, donde se le honró en vida dándole su nombre a una calle en el barrio de San Blas.
Decenas de coronas de flores han ido llegado a la plaza durante toda la mañana, la mayoría de otros toreros y artistas, y también muchas de instituciones y colectivos alicantinos.
El actor Fernando Esteso ha confesado su admiración por el diestro alicantino, del que ha lamentado que un infarto haya podido con un hombre que «ha lidiado con 4.000 toros».