Orson Welles pisó España por primera vez con tan solo dieciocho años, cuando su nombre todavía no era conocido en el mundo entero. Fue entonces, desde la comodidad del barrio de Triana (Sevilla), cuando se enamoró del país y sus tradiciones, especialmente las taurinas. Se marchó de vuelta a Estados Unidos y, en su siguiente visita, ya se había proclamado uno de los mejores directores de la historia del cine con 'Ciudadano Kane' y había revolucionado las ondas con La guerra de los mundos.
Repitió en numerosas ocasiones, tanto por placer como por trabajo -en España rodó películas como 'Campanadas a medianoche'-. Su obra también dejó impronta en Balears, puesto que parte del documental 'Fraude' (1973), dirigido, escrito e interpretado por el propio Welles, se grabó en Eivissa. Este miércoles se cumplen cien años del nacimiento de un mito de la gran pantalla.
«Welles es mucho más que un director de cine, es un creador en el más amplio sentido de la palabra. Se le ha definido como el Shakespeare del cine por su reincidencia en la temática del poder, una obsesión que compartía con el autor inglés», valora Toni Figuera, profesor de literatura y autor de varios libros sobre cine. «Revolucionó la gran pantalla del mismo modo que había hecho con la radio. 'Ciudadano Kane' es, si no la mejor película de la historia del cine, una de las mejores», apunta Gabriel Genovart, también autor de libros de temáti