El dibujante de cómic japonés Shigeru Mizuki, famoso por sus obras de criaturas sobrenaturales y crónicas históricas y autobiográficas, falleció este lunes en Tokio a la edad de 93 años, informó la cadena pública de radiotelevisión japonesa NHK.
Su fallecimiento, que se ha produjo en un hospital de la capital nipona, se debió a un fallo cardíaco, según detalló NHK.
Aunque nació en 1922 en la ciudad de Osaka, su nombre está íntimamente ligado a la localidad costera de Sakaiminato, en la prefectura de Tottori (oeste de Japón), donde se crió.
Al ser llamado a filas durante la Guerra del Pacífico fue destinado a Papúa Nueva Guinea, donde vivió el conflicto en primera persona y perdió el brazo izquierdo.
Tras retornar a Japón y operar distintos negocios durante una década, dio el salto al cómic en 1957 tras aprender a dibujar con la mano derecha (Mizuki era zurdo originalmente).
Poco después surgió su obra de mayor éxito, «Ge-ge-ge no Kitaro», centrado en el mundo de los «yokai», las criaturas sobrenaturales del folclore nipón cuyas historias escuchaba de niño con enorme pasión de boca de una anciana de Sakaiminato a la que llamaba cariñosamente Nonnonba.
El llamativo y vasto mundo sobrenatural que Mizuki gestó a partir de estas historias queda recogido en trabajos como «Kitaro», «NonNonBa» o «3, Calle de los Misterios», publicados en español por Astiberri, que editó la mayoría de sus obras traducidas al castellano.
La misma casa publicó también su autobiografía, recopilada en seis volúmenes, o la cruda «Operación Muerte», en la que narra su experiencia en Papúa Nueva Guinea durante la guerra.
También destacan la rigurosa biografía que realizó sobre Adolf Hitler (publicada en español por Editores de Tebeos) o su crónica del Japón de la era de Showa (1926-1989), lúcida y necesaria reflexión sobre los orígenes y consecuencias de la brutal expansión colonial de Japón en Asia que está inédita en castellano.
En sus últimos años Mizuki aún dibujaba, aunque ya solo publicaba esporádicamente en revistas sobre «yokai».
Hace años la ciudad de Sakaiminato decidió honrar su figura con la apertura un museo dedicado a su vida y obra, nombrando una calle en su honor o erigiendo un centenar de estatuas de sus personajes en la localidad.