El escultor nacido en la ciudad israelí de Tel Aviv en 1943 y afincado en Formentera desde hace 45 años, Aaron Keydar, inauguró a principios de esta semana en la sala de cultura del Ajuntament Vell de Sant Francesc una muestra de esculturas. Con el título Dins la fusta este escultor aprovecha para presentar sus últimas creaciones hechas en esta isla, un total de 13 piezas de mediano y gran formato que ha realizado durante los últimos cuatro o cinco años.
Además de las obras figurativas y algunas de componente abstracto, ya características de sus últimos trabajos, en esta ocasión Keydar da un paso más en su carrera y presenta una serie de obras que además de belleza también se convierten en elementos útiles. Se trata de dos mesas hechas con raíces de madera y recubiertas con un cristal que se convierten en el elemento novedoso de esta exposición. «Están construidas con raíces de olivo y son dos esculturas diferentes a las que he venido haciendo hasta ahora», asegura el escultor mientras resalta también que lo más interesante de este tipo de trabajo «es que además de la belleza de la escultura en sí, la obra también tiene una utilidad y, se puede usar y no sólo mirarla».
Además, las esculturas están hechas con los diferentes tipos de madera que se pueden encontrar en Formentera. Las maderas de olivo, almendro, enebro e incluso sabina vuelven a ser las predilectas de este creador a la hora de dar forma a sus obras. «La esculturas están hechas con los árboles que han muerto en Formentera, unos árboles que intento recuperarlos y darles vida otra vez», apunta este escultor.
El misterio de la madera
Aaron Keydar lleva varias décadas creando esculturas y afirma que este trabajo no deja de sorprenderle y que el misterio de cada una de sus obras está dentro de cada trozo de madera. «Cuando empiezo a trabajar con un trozo nunca sé lo que voy a encontrar y esto es lo más apasionante. No sé lo que hay de la madera y tampoco quiero saberlo. Normalmente me paso los dos primeros meses trabajando un tronco sin saber lo que hay dentro hasta que, de repente, un día descubres lo que guarda en su interior», afirma el escultor.
En este sentido, el escultor resaltó también que su proceso de realización es diferente en cada caso, lo mismo que el período de trabajo, que varía según el tamaño de la obra y su complejidad, pudiendo durar entre tres y seis meses.