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Sardinas Negras - Carmen Mezquida, arqueóloga e historiadora

«Si tuviera que escoger a un arqueólogo elegiría a mi hermana porque nadie le pone tanta pasión como ella»

| Eivissa |

Seguramente haya pocas mujeres en el mundo como nuestra aspirante a Sardina Negra de esta semana que parezcan mucho más jóvenes que lo que indica su DNI. Por ello y por miedo a que se rompa la magia que ella misma desprende, jamás desvelaremos el año en el que nació Carmen Mezquida Ortí. Y es que esta arqueóloga e historiadora parece haber sido poseída por el espíritu de Peter Pan. Algo que han agradecido los cientos de niños que han aprendido historia mientras se divertían con las actividades que lleva organizando desde hace años.

Sin embargo esta madrileña es mucho más. Experta en la historia antigua de Ibiza y Formentera, gracias a lo cual se encarga de presentar la pieza del mes del Museo Arqueológico de Ibiza y Formentera, Carmen es una devoradora de series de televisión históricas como Vikingos, Outlander y sobre todo Roma. Simpática, cercana, divertida y dicharachera, sentados junto a los hipogeos de la casa pagesa de Es Porxet de Vila, descubrimos que esta mujer que no se separa de su agenda, sus amuletos y sus pulseras, es la profesora con la que todos soñamos cuando éramos niños. Algo que comprobamos visualizando las imágenes que le enseñamos en nuestra tablet sobre el catálogo del museo y, sobre todo poniéndola a prueba con frases que, teóricamente, pronunciaron personajes míticos de la historia.

—¿Sabe que la conocen como la arqueóloga de los niños?

—(risas) ¿Si? Me encanta. Pero no soy la única que hace cosas en Ibiza para que los niños aprendan historia. Yo aporto mi granito de arena pero somos un gran equipo.

—Se lo digo de verdad. Ojalá muchos niños hubieran tenido una profesora de historia como usted...

—(risas) Gracias. Creo que el secreto está en pasártelo bien con lo que haces y hacer que los niños también lo disfruten. Así hemos conseguido que hayan pasado cientos de ellos por las actividades y lo que es más importante, que todos descubran que la historia no es nada aburrida.

—Entonces, ¿cuál es el secreto para descubrirlo si hay libros enormes y textos muy densos?

—El aprender jugando para que todo parezca más divertido. Además si tu te lo pasas bien todo es más fácil para todos. Pero no sólo con la historia o con la arqueología sino con todos los ámbitos de la vida.

—También ayuda el sitio donde hacen las actividades. Esta casa de Es Porxet es una pasada. ¿Qué tiene para que enganche tanto a los niños?

—Que estamos rodeados de tumbas y el tema de la muerte siempre es algo que atrae mucho, tanto a pequeños como a grandes. Es como la religión o los dioses. Son temas que gustan mucho.

—¿Alguna vez ha tenido que echar la bronca a algún padre o profesor?

—(risas). No soy muy de broncas la verdad, aunque mis hijos no opinarán lo mismo. Pero sí, en ocasiones he tenido que reñir a algún profesor. Y es que aunque yo entiendo que algunos vienen todos los años y seguramente se lo sepan de memoria, sólo les pido que pongan cara de que les interesa un poquito y no estén mirando el móvil o hablando con otros compañeros. Ellos son el espejo en el que se tienen que mirar los alumnos.

—¿Recuerda desde cuando quiso ser arqueóloga o historiadora?

—El momento exacto no pero desde que tengo uso de razón siempre quise explicar la historia a los niños. De hecho, cuando era pequeña colocaba a todos mis muñecos delante del CineExin y les contaba mis historias. Lo mejor de todo es que al final lo logré y puedo dedicarme a algo que me encanta.

—Sea sincera. ¿Le han llamado alguna vez para formar parte de la plantilla del Ministerio del Tiempo?

—(risas). Pues ninguna. Y si te digo la verdad si me llamaran me costaría aceptar porque no me movería de Ibiza de ninguna manera. Soy muy feliz con mi trabajo y con todo lo que hago.

—He leído que tiene claustrofobia. ¿Cómo se compagina eso con ser arqueóloga? ¿No le da miedo meterse en una tumba?

—(risas) Pues sí. Afortunadamente siempre me pueden mis ganas de aprender y descubrir cosas. Aún así, ha habido momentos en los que lo he pasado muy mal, como el primer año en el que hicimos los talleres y me metí en un hipogeo. Casi me da algo porque aunque lo estaba pasando mal yo no podía demostrar nada delante de los niños.

—Y ahora parece todo lo contrario...

—(risas) Sí. Ahora estoy a gusto dentro de los hipogeos con mis pequeños. Eso sí, no me metas en un ascensor (risas).

—¿Cual es su época preferida?

—Sin duda la época antigua de Ibiza y Formentera. De hecho me encantaría vivirla durante un ratito para conocer cómo era el día a día en la época púnica o en una ciudad romana.

—¿No nos llevaríamos un shock?

—Por supuesto. Seguro que descubriríamos muchísimas cosas que ni nos imaginamos y no sería nada fácil porque eran sociedades muy violentas y muy poco justas. Pero vamos, sería una pasada (risas).

—¿Entonces le gustaría ser como la protagonista de la serie de televisión Outlander que toca una piedra y viaja al pasado?

—De cabeza. Estoy segura que me iría con mucha de la gente que me rodea. Sobre todo me encantaría poder ver aquella época con mis propios ojos y así poder dar respuesta a tantas preguntas que tengo pendientes, sobre todo a las necesidades diarias, los miedos y las pasiones de sus habitantes.

—Descubriría que se puede vivir sin Internet y sin teléfono móvil...

—(risas) Por supuesto. Y sobrevivir.

—De hecho usted no tiene televisión y tiene una envidiable salud mental...

—La verdad que sí. Vivo de maravilla porque he descubierto que me da tiempo a hacer muchas más cosas útiles a lo largo de mis días. La televisión sólo te bloquea en el sillón y te atolondra. Eso sí, veo películas y series de televisión bien escogidas.

—¿Históricas?

—Principalmente. Me encanta Outlander, Vikingos y sobre todo Roma.

—¿Es de esas que cuando ve una película o una serie siempre se fija en los detalles y luego se los dice a los demás?

—(risas) Pues la verdad que no. Me gusta fijarme en los detalles, tal vez por deformación profesional, pero no estropear una película o una serie a nadie. Además, siempre digo que son películas de cine y no documentales y por eso es lógico que tengan sus licencias.

—Pero no me negará que algunas superproducciones norteamericanas se pasan. Ver a Isabel La Católica con tatuajes en la cara... la verdad que duele.

—Sí. Es algo que no entiendo porque con todo el dinero que tienen en Hollywood se podrían gastar algo más de dinero en asesorarse un poco mejor y no estropear la historia. Pero también es cierto que muchas películas y series son un magnífico vehículo para que los jóvenes tengan más interés por la historia.

—En este sentido, ¿cuanto daño ha hecho Indiana Jones a su profesión?

—Bueno Indiana Jones tiene dos partes, una buena y una mala. La mala es que se ha difundido la imagen de que el arqueólogo es un aventurero que trabaja solo para conseguir objetos para su propio interés. Con eso se ha difundido la idea de que los museos son una sucesión de colecciones cuando es todo lo contrario. Sin embargo, su personaje también ha ayudado a popularizar la historia y la arqueología, aunque el trabajo en una excavación no tiene nada que ver con lo que hace Indy.

—¿A qué arqueólogo le gustaría parecerse?

—Elegir uno es complicado porque hay muchos importantes y todos han aportado su granito de arena. Pero si te soy sincera si tuviera que elegir a uno diría a mi hermana, que también es arqueóloga y además una de las personas que más pasión pone a su trabajo de todas las que conozco. Ella y mi padre fueron los culpables de mi amor por la historia y la arqueología.

—Tengo una duda. ¿Qué objeto siempre tiene que llevar un buen arqueólogo?

—Una agenda, un bloc y un bolígrafo.

—¿Incluso ahora con lo que han avanzado las tecnologías?

—Por supuesto. De hecho, yo sin mi agenda no soy nada.

—¿No cree que ahora la arqueología casi es de ciencia ficción?

—Sí. Ahora con todas las máquinas y los avances que tenemos a nuestro alrededor todo parece mucho más fácil y se consiguen avances increíbles como por ejemplo reconstruir la cara de un personaje en tres dimensiones a partir de un cráneo. Eso es una pasada.

—¿Pero no se pierde un poco el encanto?

—Por supuesto. Pero también ahorra trabajo y horas. Lo que no se puede perder nunca es la pasión y el amor por lo que uno hace. Si no, estaremos perdidos.

PROGRAMA

Hoy en la TEF a las 21.55 horas

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Carmen Mezquida Ortí nació en Madrid y heredó su pasión por la historia desde bien pequeña, gracias a su padre, un ingeniero con alma de historiador.

Estudió Historia Antigua y Medieval y Magisterio en la Universidad Autónoma de Madrid y tras visitar todos los veranos la isla con sus padres, en cuanto pudo se vino a trabajar a la isla.

Actualmente trabaja en el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera y es miembro de la Asociación de Amigos del Museo.

Además imparte todo tipo de talleres y conferencias para que los niños se acerquen a la historia durante todo el año como el ciclo Al museo en familia, las visitas teatralizadas y por supuesto el campamento estival que tiene lugar en la casa payesa de Es Porxet.

EL TEST

Un libro

Sinuhé, el egipcio de Mika Waltari

Una película

Cleopatra

Una serie de televisión

Estoy enganchada a Outlander

Un grupo o un cantante

Queen

Un color

Verde

Un plato de cocina

La sopa de setas

Un deporte

Bailar

Un viaje que nunca olvidará

El que haré a Perú en un par de semanas

Un lugar de la isla donde se perdería

En mi casa

Una manía

Que a veces le doy muchas vueltas a las cosas

Un defecto

Es complicado quedarme con uno porque tengo muchos, pero a veces soy muy exigente

Una virtud

Soy muy terca en el trabajo

Un sueño por cumplir

El Machupichu

Alguien a quien admire

A mucha gente pero fundamentalmente a mis padres

Te hubiera encantado...

Trabajar con niños y ancianos

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