El 13 de diciembre de 2015, el vallisoletano Iván Doménech se convertía por primera vez en Sardina Negra. Y este fin de semana, casi un año y medio después, este hijo de un empleado de banca y una peluquera que pisó por primera vez un escenario con siete años para un festival de Manos Unidas en Medina del Campo, repite convirtiéndose así en el segundo que lo hace después de Papa Noel. En esta ocasión cambiamos el Parque de la Paz de Ibiza por su aula de música en el colegio Virgen de las Nieves de Sant Jordi y la razón de que repita, además de su indudable trayectoria profesional y su valía personal, es que vuelve a ser el organizador de la tercera edición de un concierto solidario que busca ayudar a Ángel, un niño que sufre el Síndrome de Hunter, una enfermedad catalogada como rara y que padecen cincuenta pequeños en España.
La cita es el día 18 de mayo, a las 21.00 horas en el Espai Cultural Can Ventosa de Ibiza y las entradas cuestan 15 euros. Un dinero que servirá para seguir ayudando a las familias de los afectados, para seguir luchando para que las farmacéuticas patenten la terapia génica que ya se encontró para las enfermedades raras en el Hospital del Vall d'Hebron de Barcelona y para que los partidos políticos se involucren de una vez por todas. Y también para, de paso, disfrutar con un increíble concierto en el que estarán 18 artistas de la isla y de la Península. Un cartel de lujo porque, como bromeaba Iván Doménech, «se nos ha ido un poco de las manos».
—Sabemos que de no ser cantante le hubiera gusta organizar eventos. No me extraña con lo bien que lo hace montando el concierto por el Síndrome de Hunter. Ante todo enhorabuena por la iniciativa.
—Muchas gracias. Se hace lo que se puede y cualquier granito de arena es poco.
—¿Cómo se metió en esta historia hace ya tres años?
—Porque Javier, un amigo mío de la infancia en Medina del Campo tiene un hijo, Ángel, que sufre el Síndrome de Hunter, una enfermedad degenerativa que únicamente afecta a otros cincuenta niños de toda España. Y harto de ver como se estaban estrellando una vez tras otra contra mil paredes pensé que tenía que ayudar. Y como yo sólo soy músico y profesor pues pensé que podía organizar un concierto benéfico para recaudar fondos.
—Viendo los que participan este año y como crece la iniciativa ¿no se han pensado hacerlo varios días como Sueños de Libertad?
—(risas). Crece porque los músicos somos muy solidarios y enseguida nos apuntamos a un bombardeo con tal de ayudar. Realmente van tres ediciones en Ibiza y otra en Medina del Campo lo que habla de la buena salud que tiene la iniciativa. Y esperemos que siga muchos años más.
—Este año hay 18 artistas. Menudo trabajazo.
—(risas). La verdad que sí, creo que se me ha ido un poco de madre (risas). Pero es que yo no paro de marear a la gente porque cada año de estos niños que sufren el Síndrome de Hunter es media vida para el resto de nosotros. No podemos esperar.
—¿Tan mal está la cosa?
—Desgraciadamente sí. Los niños que tienen esta enfermedad tienen una esperanza de vida de 14 años y el tiempo es oro para ellos. Afortunadamente, Ángel lo lleva muy bien y es un niño muy alegre a pesar de que tiene que ir muchas veces al hospital en Madrid o Valladolid.
—Concretamente, para que la gente lo sepa... ¿qué es lo que tenemos que conseguir?
—Pues que las farmacéuticas patente de una vez por toda la terapia génica que ha desarrollado la doctora Fàtima Bosch en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. Y es que aunque parezca increíble las farmacéuticas tienen parados los ensayos clínicos.
—¿En qué consiste esa terapia génica?
—Pues a ver si lo se explicar más o menos bien que yo tampoco entiendo mucho de esto. Pero bueno creo que se podría resumir en la introducción de genes específicos buenos en las células del paciente.
—Cambiando de tema. Hace año y medio triunfaba con Te acuerdas del Pop Español? y su último disco en solitario No esperaré, y ahora es un Kanalla del Guateque. No para de hacer cosas y reinventarse...
—(risas). Al menos lo intento. Kanalla es una palabra que me encanta porque tiene su puntillo... y más si lo juntamos con Guateque.
—¿Cómo le dió por este nuevo proyecto?
—(risas). Bueno pues por diversión y por reinventarnos un poco. Estando con los amigos buscamos un hueco en la música que no estuviera cubierto y creo que la hemos encontrado transformando los temas míticos del guateque.
—Y tanto. Parecía imposible que pudieran sonar rock.
—(risas). ¿Verdad? El caso es que hemos conseguido algo muy original y diferente. Y eso que si te soy sincero, cuando yo era joven y empecé en esto, jamás pensé que podría tocar estos temas que pertenecen a la generación de mis padres. Y estaba muy equivocado, porque cuando te pones a analizarlos para transformarlos, nos hemos dado cuenta que son auténticos temazos.
—Me consta que tienen mucho éxito. ¿Para cuando un disco? Creo que sería el típico disco que estaría guay para ir escuchando entre amigos en el coche.
—Pues creo que está difícil sinceramente porque hay que pedir mogollón de permisos a diferentes compañías. De momento todos los temas están gratis en youtube y además se pueden escuchar en los conciertos... Por cierto, en verano estaremos en la Península. Se ve que hemos llamado algo la atención (risas).
—¿Qué opina de la música actual?
—Pues que desgraciadamente es de usar y tirar. Antes había temas que nos marcaron de por vida, a las generaciones de nuestros padres o a nosotros y ahora eso es imposible. No hay himnos que perduren en la historia.
—¿Por qué? ¿Mucho estribillo y poca letra?
—Pues sí, y una base musical que sea pegadiza. Y si no mira que es realmente el reggeaton.
—Se que es un admirador del pop español. ¿Qué tema le hubiera gustado escribir?
—(risas? ¿Uno sólo? Me sería complicado quedarme con alguno en especial, pero si con tres, y los tres de artistas desgraciadamente fallecidos. Enrique Urquijo de Los Secretos, Manolo Tena y Antonio Vega.
—Esos si que han escrito grandes temas...
—Sin duda. Lo que pasa es que muchas veces en España tendemos a defenestrar lo nuestro. Enrique Urquijo si hubiera nacido en Estados Unidos ríete tú de Bruce Springsteen.
—Puede ser. A mi me encantan Los Secretos pero también le digo que como me cojan en un día difícil me puedo acabar tirando por un balcón...
—(risas) Oye que también tienen canciones alegres.
—Hablando de alegres... parece que ha sorprendido a más de uno durante sus conciertos. Se pensaban que era muy serio.
—Bueno hago lo que puedo. Eso sí, nunca he sido muy bailarín sobre el escenario.
—Entonces descartamos verle en un tema de los de Bisbal dando vueltas sobre el escenario.
—(risas) Completamente. Soy otro tipo de música y bastante tengo con seguir el ritmo, acordarme de la letra y respirar. De hecho, cuando canto y no llevo la guitarra siento como que me falta algo, no se que hacer con el brazo (risas).
—Un día Joan Manuel Serrat dijo en un concierto que según se van haciendo más mayores los cantantes más hablan entre las canciones. ¿A usted le pasa?
—Por supuesto, pero no sólo yo sino también los músicos. A veces escucho por detrás al nuestro batería pidiéndome de forma desesperada... ¡¡¡Una lenta!!! Además yo soy muy de ir hablando entre tema y tema, sobre todo haciendo alguna broma.
—Y como profesor de música para niños de 6 a 12 años en el colegio Virgen de las Nieves de Sant Jordi y de Didáctica de la Música y Proyectos Plásticos en la UIB ¿no le interesaría ser coach de la Voz?
—(risas) Interesarme por supuesto porque todo el mundo que participa sube como la espuma. Pero creo que sería complicado porque se de buena mano que hay tortas por participar.
—Oiga, ¿no se le ha pasado por la cabeza de animarse y subir a una cabina de dj en una discoteca?
—Sí, para quitar la música que había (risas). Sabes, como Torrente cuando sube en una de las películas.
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Hoy en la TEF a las 21.55 horas