La Sagrada Familia afronta la recta final de su construcción con el levantamiento de su torre principal, la Torre de Jesucristo, que se empezará a proyectar este octubre y que «representará el Universo y la Creación», y que prevén finalizar en 2022 con la coronación de la Cruz, y en 2026 acabar el resto de elementos arquitectónicos del templo, aunque quedarán pendientes aspectos decorativos.
En rueda de prensa este jueves, el presidente delegado del complejo, Esteve Camps, ha detallado que la Torre de Jesucristo se ubicará en medio de las cinco torres centrales que coronan el templo: las cuatro de los Evangelistas y la dedicada a María, en construcción también y que tendrá cerca de 100 metros.
Por su parte, el arquitecto director de la Basílica, Jordi Faulí, ha especificado que la nueva torre se construirá a 85 metros de altura respecto a la base del templo, que llegará a los 172,5 metros de altura, siendo la más alta de las 18 torres que conformarán el edificio, y que seguirá con las mismas aperturas triangulares y romboidales que el resto.
Ha concretado que en su núcleo tendrá una escalera de piedra y un ascensor, «de cristal y prácticamente transparente» que se elevará 60 metros para acceder hasta la base de la cruz que la coronará, y que tendrá una base de 18 metros de diámetro que se irá estrechando.
MOSAICOS Y VITRALES EN EL INTERIOR
Ha indicado que su interior estará repleto de elementos cerámicos y vitrales, que en la base habrá 12 imágenes del Evangelio, seguida de una gradación de colores que desembocará en una representación artística del Universo en el último tramo, en la que predominarán los tonos azules y que tendrá en cuenta los conocimientos científicos actuales.
La gradación de colores variará en cada lado de la torre, en función de la fachada del templo al que pertenezca: en el lado de la fachada de la Pasión serán tonos más rojizos, en el de la Gloria más claros, y habrá estrellas en el lado que dé a la torre de María.
Además, se representará el Espíritu Santo con una bandada de pájaros, así como la Vía Láctea en un proyecto artístico encabezado por el escultor jefe del templo, Etsuro Sotoo.
Un interior que, ha explicado Faulí, Antoni Gaudí no pudo esbozar en sus bocetos, pero que pretende seguir con su misma filosofía: «Somos herederos del proyecto de Gaudí», y ha indicado que se seguirán con las mismas técnicas constructivas utilizadas hasta ahora, con paneles de piedra tensados que se irán colocando progresivamente.
Respecto a la cruz, ha detallado que aún están diseñándola, pero que en principio también será accesible a los visitantes como la torre, y que tendrá 17 metros de altura y 13,5 metros de ancho: «Habrá ventanas que permitirán contemplar la ciudad», ha añadido.
El presupuesto total anual para este año es de 80 millones de euros, y el de obras es de 50 millones de euros, todos procedentes de las entradas de los visitantes.
REPUNTE DE VISITANTES Y PLAN ESPECIAL
En relación con el descenso de visitantes en el templo tras el atentado en Barcelona en 2017, Camps ha explicado que desde hace cuatro meses ha habido un repunte de visitantes y que «vamos en camino de alcanzar los 4 millones de personas anuales».
Camps también ha avanzado que antes de finalizar el año esperan cerrar con el Ayuntamiento de Barcelona el Plan Especial de regularización de las obras del templo después de haber estado negociándolo en los últimos dos años.
Ha afirmado que pagarán todo lo que les corresponda por ley y respecto a las posibles expropiaciones de viviendas que podría implicar llevar a cabo en la zona el proyecto original de Gaudí ha insistido: «Somos sus herederos y defenderemos su proyecto, las acciones a tomar le corresponden al Ayuntamiento».