Cristina Ferrer, nacida y residente en Ibiza, pero «con el corazón también en la isla de Formentera», como recalca siempre, es de formación autodidacta y ha recibido las enseñanzas de otros pintores, entre los que destacan el ruso Vladimir Volegov, el español Fermín García Sevilla, o el residente en Ibiza Carlos Genicio. Su estilo es «realista con toques impresionistas» así es como lo define ella, y trata diversos temas relacionados con las islas.
En su trayectoria destacan varias exposiciones individuales y colectivas. Ayer inauguró en la sala de exposiciones de Santa Eulària, ubicada en la calle Sant Jaume, número 72. La muestra se puede visitar hasta el 7 de octubre en horario de martes a sábado de 10.00 horas a 13.30 horas y de 18.00 a 21.00 horas.
¿Cuántas obras nos presenta en esta exposición y qué técnica ha utilizado?
—Presento 24 obras pintadas al óleo. Al utilizar el óleo supe que era mi técnica y la voy perfeccionando siempre, los artistas nunca dejamos de aprender, cada cuadro es un aprendizaje.
¿Cree qué tiene un estilo propio?, ¿Cómo lo definiría?
—Yo creo que tengo un estilo definido porque creo que cuando alguien mira una obra mía sabe que la he pintado yo. Cuando he asistido a cursos llevo a mi puerto lo que aprendo para intentar crear mi estilo. Creo que pinto una mezcla de realismo con unos toques impresionistas, aunque me encanta el impresionismo, no termino de lograr captar esa técnica, que es muy difícil.
¿Le ha influido la luz y el color de las islas?
—En Ibiza y Formentera tenemos una luz que es muy especial y a todos los artistas les ha influido a la hora de pintar y crear.
Otros temas anteriores de sus exposiciones fueron la mujer, los faros de Ibiza o los paisajes y costumbres tradicionales de nuestra tierra, entre otros muchos, ¿En esta muestra que temas nos presenta?
—No me centro en un tema en concreto, pinto varios temas en general de las islas, pinto por impulsos, lo que en un momento me viene del corazón Pinto del natural y de fotografías, pero si tengo que elegir me quedo en el estudio, me encanta el olor a trementina y me gusta mi espacio y mi territorio.
Para esta exposición he recopilado cuadros que abarcan todos los temas en general, y siempre adjunto obra nueva, además de algunos que ya no tengo, son llaüts, paisajes, figura…
En su obra repite mucho el motivo de los llaüts. ¿Por qué motivo?
—Desde pequeña navegábamos con mi padre y dábamos la vuelta a Ibiza y Formentera durante un mes y tengo recuerdos maravillosos de ello.
Su obra recibe influencias del pintor Vladimir Volegov, uno de los artistas rusos más importantes de la actualidad con el que ha realizado varias master class y por el que siente una gran admiración, concretamente ,¿cómo se plasman estas influencias en su trabajo?
—Vladimir Volegov es especialista en la figura femenina. Recuerdo una frase suya que decía que ‘pintaba a las mujeres porque eran como diosas'. Efectivamente, durante uno de los cursos pintó a mi hija y la convirtió en una diosa. Me gusta mucho su paleta, de tonos fríos, muy perseguida por los otros pintores.
Otro de los artistas que ha influenciado en su obra ha sido Fermín García Sevilla, pintor reconocido mundialmente y considerado el mejor paisajista de nuestro país, con quien también ha realizado varios cursos. ¿Qué enseñanzas suyas ha aplicado a sus obras?
—Fermín García Sevilla tiene otro estilo, es más realista, de colores más vibrantes y le gusta pintar paisajes de interior, se ha especializado en pintar primeros planos de los campos.
Carlos Genicio también ha sido uno de sus profesores, ¿Qué opina de él?
—Es un gran pintor y una gran persona a la que adoro, me ha enseñado mucho, es muy meticuloso. No es como otros pintores que quieren que aprendas su técnica; él perfecciona tu técnica.
¿Cuál es su proceso creativo?, ¿Cómo se enfrenta al lienzo en blanco?
—Me pongo con la fotografía delante del lienzo, pero cuando la tengo creada, me gusta olvidarme de ella y dar mi estilo al cuadro e intento también darle un alma.
Su primera exposición individual la realizó en la galería Marta Torres en el año 2013, ¿Cómo ha evolucionado su obra desde entonces?
—Pensé que ese era el lugar idóneo para exponer por primera vez de forma individual. Marta Torres es una persona maravillosa que se interesó mucho por mi obra. Me ayudó muchísimo, a enfrentarme individualmente a la prensa y a como tenía que comportarme, desde entonces tenemos una gran amistad. He intentado siempre seguir la misma línea, pero la he ido perfeccionando y estoy contenta con el resultado. Voy haciendo exposiciones y no me dedico a ello profesionalmente, o sea, que no tengo la presión que puedan tener los profesionales, yo pinto por amor, estoy satisfecha con mi trayectoria.
Ha recibido muchas ofertas para exponer fuera de nuestras islas, pero hasta ahora no se ha decidido a hacerlo. ¿Por qué?
—Estoy muy a gusto en mi isla y nadie me presiona. Me estresa la idea de pensar en tener que embalar los cuadros y llevarlos fuera. Estoy muy bien en este lugar.
¿Cómo animaría a los artistas a seguir trabajando pese a las condiciones tan adversas provocadas por la situación actual? ¿Qué es lo que le motiva a usted?
—Precisamente en estos tiempos de tanta represión por el Covid-19 una de las formas de evadirse de los problemas es pintar y crear. Yo soy muy disciplinada y cada día pinto dos o tres horas centrada en mi mundo y mi espacio.