Joan Bartomeu Ribes (Ibiza 1959) empezó a escribir y a publicar desde muy joven debutando en 1979 con Vint-i-cinc poemes illencs. Sin embargo, no fue hasta 2001, después de un largo período de silencioso aprendizaje, cuando publica sus libros más personales y representativos, Agrupament de la peresa (2001) con el que gana el Premio Illa de Formentera ex-aequo; Temps, pintura mental (2002); Letàrgic (2004); Fugida en groc i Llengua mortal (2005); Línia de flotació (2007), premiado en el Premio de Poesia Vila de Martorell; Recomençaments (2008); Bellumes (2010); Conhort i malanança per al diluït recipient del llamp (2012); Els avisos (2016); Les incapacitats (Proposta d'argument) (2018); y Príap a l'illa en blanc, durante este 2020.
Además, ha colaborado en medios de comunicación, revistas como Eivissa o Quadern Cultural y junto al poeta Toni Roca ha publicado Correspondència y Marià Villangómez: rutes literàries, ambos en 2013. Algunos de sus poemas han sido musicados por Projecte Mut y por Ramon Mayol & Susan Rozsa y este año ha hecho la selección de la antología poética de Roca, Contra l'autodestrucció. Ayer presentó su último trabajo, Impromptus, en la biblioteca municipal de Can Ventosa de Ibiza.
El libro se titula Impromptus, improvisación, ¿Cómo determina este título el libro?
—El título de este nuevo libro me costó un poco decidirlo porque durante bastante tiempo pensé para él 59 poemas, que son de los que consta el libro. Además, yo estaba hace dos años en los 59 años hacia los 60 , pero me pareció demasiado frío y como que la línea general fuerte que apliqué fue la del tiempo de una manera muy aglutinante, opté por Impromptus que es un juego temporal un poco orientado hacia lo personal y hacia lo colectivo. También los impromptus tienen una interpretación que va en paralelo a la música y en este sentido también me gusta usarlos.
¿Se trataba de afrontar la crisis de los sesenta?
—No desde un punto de vista crítico, sino todo lo contrario, un poco a favor de la contemplación y del compartimiento del tiempo. El punto de vista pesimista personal es algo que con el tiempo he tratado de quitármelo de encima y a través de un mínimo esfuerzo tratar de jugar a favor a través de la palabra, de la cultura y de las colaboraciones.
¿Qué otros temas aparecen en Impromptus, además del paso del tiempo?
—El tiempo es el tema principial. Es una magnitud física tan abstracta que engloba todos los grandes temas: el amor, la muerte, la construcción social, los lazos políticos que nos han ido afectando y tratamos de entender y solucionar…
¿Después de escribir estos poemas cree que se entiende mejor a sí mismo?
—Yo creo que la idea básica es de aprendizaje. Yo he considerado escribir, desde muy joven, como una herramienta de aprendizaje. Claro, no es el hecho de simplemente escribir para poder vivir mejor pero sí que sé que la he convertido en una herramienta que me ayuda mucho.
En el libro hace numerosas alusiones a otros escritores, a películas, a personajes históricos, a pintores… ¿Qué significado adquieren en los poemas, cómo se integran con la poesía?
—Precisamente el paso del tiempo juega a nuestro favor, esta oferta que tenemos de un constante conocimiento que nos viene de los otros; aquí sí que tiene que haber un ejercicio de cierta humildad personal de encontrarse delante lo que realmente admiramos y normalmente admiramos a los otros que nos han precedido o nos acompañan. Todas estas referencias son pistas que intento dar para evitar mi propio olvido y de acompañamiento para los otros, no es un ejercicio de pedantería ni mucho menos, sino que se trata de buscar un carril personal que puede ser colectivo, por eso a veces pistas de determinados autores que me han gustado y ayudado a entender mejor la situación que estaba viviendo. Creo que en el libro hay una idea general de construir una historia personal a través de lo colectivo sin en ningún momento abandonar lo que es mi propia cotidianidad.
El libro Impromptus lo acompaña con algunas fotografías que son propias. Incluso algunas de ellas son sombras de ramas de árboles…
—El juego de la fotografía desde muy joven me ha atraído. La idea del árbol la he usado mucho, por ejemplo, la utilicé en uno de mis primeros proyectos que se convirtieron en libro Agrupament de la peresa, editado en el año 2001 y que era una estructura de ocho ramas, un poco sobre la idea vegetal de la construcción de un árbol, volviendo a la idea de un mundo más natural.
¿Cuánto ha tardado en escribir el libro y cómo ha sido su proceso creativo?
—En principio mi escritura desde siempre es un poco sedimentaria. Intento escribir con cierta continuidad, pero a veces no es posible. En este caso he tardado en escribirlo hasta la publicación unos dos años entre escritura y correcciones, pero muchos poemas ya venían de mucho antes, ya que eran cosas que había escrito en algunos cuadernos o ya tenía en mi mente.