Las mujeres siguen estando en inferioridad de condiciones en el mercado laboral, a pesar de los esfuerzos realizados en las últimas décadas. Ellas cobran de media un 16,4% menos que los hombres. La crisis ha promovido la contratación parcial y temporal, que afecta especialmente al sexo femenino, y ha estancado el progreso en la conciliación entre vida familiar y laboral.
Según los datos más recientes que publica el Instituto Nacional de Estadística (INE), el salario medio en Balears en 2013 fue de 19.377,4 euros para las mujeres y de 23.188,8 para los hombres. Esta diferencia supone que las mujeres cobran un 16,4% menos que los hombres de media, que se traduce en 3.811,4 euros menos al final del año o, de manera análoga, 317,6 euros menos cada mes.
Balears es, con estas cifras, la tercera comunidad autónoma con menor brecha salarial de género de España, por detrás de Extremadura (15,2%) y Canarias (15,4%). A la cabeza está Asturias, donde las mujeres perciben de media un 26,1% menos de salario que los hombres.
La Convención CEDAW (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer, en sus siglas en inglés) evalúa cada cuatro años los avances de cada país en igualdad de género. Para ello solicita un informe oficial de los gobiernos que el movimiento asociativo complementa con otro documento “sombra” por comunidades que evidencia los desequilibrios existentes en la actual coyuntura.
Pese al enorme avance en la incorporación de la mujer al mercado laboral, no se ha llegado a la plena normalización y, según los datos, el camino hacia la igualdad de condiciones entre el hombre la mujer se ha estancado en los últimos años. “No hay barreras aparentes para que la mujer se inserte en el mercado laboral, sin embargo ellas tienden a tener más empleos precarios y a tiempo parcial que los hombres”, explica el secretario general de UGT en Balears, Manuel Pelarda.
En cambio, para la secretaria de Política Social e Igualdad de CCOO en Balears, Eva Cerdeiriña, existe una serie de factores que discriminan y otorgan una posición secundaria a la mujer en el mercado de trabajo. “Hay estereotipos de género y división sexual del trabajo, dos fenómenos que provocan dificultades añadidas para las mujeres en el acceso al mercado laboral”, asegura. De hecho, la presidenta de la CAEB, Carmen Planas, se congratulaba hace unas semanas de que más del 25% de las patronales “ya” están presididas o dirigidas por mujeres.
Las mujeres en Balears constituían el añopasado poco más del 45% de la población activa y entorno al 60% de la población inactiva. Las cifras de la EPA certifican que las condiciones laborales siguen siendo más duras para las mujeres que para los hombres, independientemente de la crisis. Dos de cada tres ocupados a tiempo parcial fueron mujeres en 2013, concretamente el 67%. No obstante, en 2008 eran el 80% de todos los trabajadores a tiempo parcial.
SEGREGACIÓN. Mientras que el paro ha aumentado en estos cinco años tanto para ellas como para ellos, la tasa de actividad de los hombres ha disminuido un punto porcentual y la de las mujeres ha aumentado casi cinco puntos. Este fenómeno se debe a la segregación horizontal. “El inicio de la crisis estuvo vinculado a la burbuja inmobiliaria que afectó al sector de la construcción, un sector muy masculinizado”, indica Pelarda.
Los sindicatos no creen que la incorporación de más mujeres con estudios superiores pueda reducir la brecha salarial y, apuntan, esto es debido a la sobrecualificación y al modelo productivo intensivo en mano de obra. “No se vislumbra a corto plazo un cambio en esta tendencia porque tanto hombres como mujeres formados que se quedan en España tienen que ocupar puestos por debajo de su nivel académico”, explica el líder de UGT.
En Balears la tasa de paro juvenil femenina, de 16 a 24 años, fue en 2013 del 51%, y entre los hombres fue del 40,5%. “El comportamiento de las chicas jóvenes respecto a la actividad laboral no termina de igualarse a la de los chicos de su misma edad. La tasa de inactividad es la misma para todo el colectivo de entre 16 y 19 años, pero la diferencia de sexos aumenta con la edad hasta los 29. El empeoramiento de las condiciones laborales, salariales y del mercado de trabajo parece aumentar el riesgo de que ellas se desanimen y tiren la toalla en el terreno laboral. Y apuestan por la educación y la formación para compensar la ausencia de igualdad de oportunidades en el mercado de trabajo”, avanza la responsable de Igualdad.
CONCILIACIÓN. La crisis ha evidenciado también un estancamiento en la conciliación entre vida familiar y laboral. El número de prestaciones por maternidad percibidas por el padre ha pasado del 1,9% en 2008 al 1,6% en 2013, y no se debe a que haya menos nacimientos, por lo que, según el informe CEDAW, está relacionado con la progresiva fragilización de las condiciones laborales. En cuanto a las excedencias, la mayoría fueron disfrutadas por mujeres: el 94% por cuidado de los hijos y el 82% por cuidado de familiares en 2012.
Eva Cerdeiriña no tiene ninguna duda: “Hay una mayor participación de la mujer en el trabajo sumergido y en el trabajo no remunerado. Estamos delante de la reprivatización de los cuidados. Si los recortes en educación suponen la desaparición de becas de comedor o de las aulas matinales, alguien de la familia tendrá que hacerse cargo: la mujer, lo que no solo supone más tiempo de trabajo no remunerado, sino una menor disponibilidad de horarios para conciliar”. “Prevalece el miedo a perder el trabajo y aquellos hombres que piden permisos para el cuidado de hijos o familiares encuentran muchas dificultades a la hora de volver a su puesto, por lo que, como medida preventiva, los hombres deciden no reclamarlos”, indica Manuel Pelarda.