El aeropuerto de Palma de Mallorca está en funcionaminento las 24 horas de los 365 días del año y para que todo funcione a la perfección, se tienen que cuidar todos y cada uno de los engranajes que conforman este gran reloj que va a tiempo real.
En temporada alta, Son Sant Joan es el tercer aeropuerto con más pasajeros de España, e incluso en días puntuales supera al Adolfo Suárez Madrid-Barajas. Por ello, las instalaciones y sus servicios están perfectamente estudiados para que el cliente viaje con tranquilidad. Unas 8.000 personas trabajan para que sea posible.
El primer paso del pasajero que llega al aeropuerto es facturar las maletas. Lo que se desconoce es que el departamento de operaciones controla rigurosamente el equipaje que las compañías van pasando por la cinta. “El porcentaje de pérdidas de maletas ha disminuido muchísimo, estamos vigilando en todo momento las cintas”, asegura Borja Ciprian, jefe del departamento de Gestión a Tiempo Real.
El siguiente paso del pasajero será pasar los filtros de control. El servicio de seguridad está operado por Trablisa, y dependiendo del flujo de usuarios, los operarios se encargan de mandar a los turistas a la zona norte o sur del aeropuerto. Los óptimos sistemas de seguridad y las nuevas máquinas de lectura de billete han conseguido que el tiempo estimado de filtración en hora punta sea de 8 minutos. El departamento de seguridad realiza estudios que reducen cada vez más la espera.
Pero las bandejas que pasan la inspección no siempre quedan vacías, algunos pasajeros olvidan sus pertenencías allí. “Los más despistados son los alemanes”, así lo aseguran los trabajadores del departamento de objetos hallados que, además, confirman que los objetos perdidos son iPads en su mayoría.
PLATAFORMAS. Los pasajeros que pasan el filtro de seguridad ya están preparados para buscar su puerta de embarque en la terminal que les corresponda. Lo que no ven es que mientras esperan, el centro de operaciones se encarga de controlar que la plataforma esté en perfecto estado: nada tiene que obstruir ni ralentizar el paso de los aviones en la zona de aparcamiento.
El Centro de Gestión Aeroportuaría (CGA) es el cerebro de Son Sant Joan. Sus trabajadores están rodeados por una pantalla dividida en tres operaciones distintas, que aseguran un control absoluto de las aeronaves. La primera parte de la pantalla se compone de colores que distinguen a los aviones que despegan en azul y a los que llegan en verde. Además, mediante las matrículas vigilan los aparcamientos que corresponden a cada uno. El resto de colores distingue las plataformas que van a ser ocupadas, las que lo están y las que están en desuso.
Hay dos pistas de aterrizaje y despegue de 3.200 metros de largo cada una. Los señaleros se encargan de revisarlas cada día en cuatro ocasiones. Cualquier incidencia que pueda haber se comunica al Centro de Atención de Incidencias (CAI). En invierno, del 4 de noviembre al 15 de abril se lleva a cabo un plan especial para medir el coeficiente de frenado de las pistas ante las posibles lluvias.
Otro elemento imprescindible para perseverar la seguridad aeroportuaria de las pistas es contar con una brigada especial de bomberos. Un equipo de 14 profesionales se organiza en turnos de 24 horas para solventar cualquier peligro que pueda aparecer. Cada semana realizan un simulacro con fuego real para medir su capacidad de reacción, que ronda entre los 2 y 3 minutos de respuesta. “El equipo que utilizamos es especial, los camiones y las mangueras son de dimensiones más grandes” informa Miguel Ángel, coordinador del parque norte.
A TIEMPO REAL. El CGA se divide entre el CAI y el Centro de Operaciones, que son los ojos de la gran ciudad. Si hay algún problema, por muy leve que sea, pasa por aquí, pero sobre todo, por el CAI. Cuenta con una aplicación informática que funciona en forma de chat y sirve para dar parte de cualquier incidencia que haya ocurrido en Son Sant Joan. Desde un grifo que gotea, a una baliza mal colocada en las pistas. La función del ejecutivo y de este centro es colocar la incidencia en el departamento de la división que le corresponda.
Hay varias divisiones: la de servicio se encarga de los problemas de terminales, seguridad e informática; la de operaciones trabaja sobre plataformas, equipajes y flujos de pasajeros; y también es imprescindible la de ingeniería y mantenimiento. El funcionamiento de todas estas piezas hace que el pasajero esté listo para volar a su destino.