Desde el verano hemos visto movimientos muy bruscos en las bolsas, algo a lo que no estábamos muy acostumbrados. Sin embargo el recorte de agosto, y su posterior y rápida recuperación, y el de finales de septiembre, principios de octubre, trajeron algo de miedo al mercado, sobre todo a los inversores menos expertos. Tras esta tempestad ha llegado la calma ya que llevamos algo más de un mes en un proceso lateral en la mayoría de mercados europeos.
El Ibex35 se está moviendo entre los 10.000 y los 10.500 puntos, algo que no debe afectar a un inversor a largo plazo ya que ha respetado en todo momento el soporte de 9.800 puntos (sí que se perdió intradiariamente pero sin consolidar en absoluto). Por arriba, hemos podido comprobar que las dos veces que ha logrado superar el 11.000 no ha podido confirmarlo, por lo tanto es el primer objetivo que hay que ponerse. Los más cortoplacistas, sí pueden intentar operar en el lateral comentado antes. De hecho una rotura consistente de 10.500 sería una gran señal.
El resto de bolsas del viejo continente están en un caso similar. Por ejemplo, el EuroStoxx50 (las 50 empresas más relevantes de la zona euro) aguanta perfectamente el soporte de 3.000-3.050 puntos, teniendo su primer objetivo en el 3.300. La excepción la encontramos en el DAX (Alemania), cuya caída y recuperación están siendo diferentes: los soportes se han roto más fácilmente pero también los está recuperando antes, acercándose ya “demasiado” a su objetivo de 10.000 que casi coincide con máximos históricos.
Por su parte las bolsas americanas sí que siguen su tendencia alcista, a pesar de la retirada de estímulos monetarios. Ahora lo preocupante en Wall Street es el incremento de confianza que puede llevar a la euforia (antecede a momentos bajistas), así que hay que vigilar más si cabe los soportes, siendo los más cercanos los 4.100 en el tecnológico Nasdaq y 2.000 en el S&P.