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El ocio nocturno toma nota tras los ‘closings'

Ushuaïa Ibiza ha sido elegido el mejor club del mundo | Foto: (c) Sergio G. Canizares

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La temporada alta bajó el telón en Eivissa con el fin de semana de ‘closings' o cierres de las principales discotecas y establecimientos de ocio musical de la isla. Después de más de cuatro meses de fiesta continua salpicada de polémicas, llega el momento de analizar los puntos débiles de una industria inherente a la marca Ibiza que, sin embargo, trae a muchos por la calle de la amargura.

El presidente de la International Nightlife Association y responsable de Palladium Group Hotel, Abel Matutes Prats, considera imprescindible “dar respuesta a problemas endémicos de la industria del ocio y abogar por una reducción en el consumo de alcohol, drogas y ruido”. Según Matutes Prats, máximo responsable establecimientos hoteleros musicales como Ushuaïa Ibiza o Hard Rock Hotel, los empresarios del sector son los primeros interesados en cumplir y hacer cumplir la ley, y es fundamental contar con el apoyo de las instituciones para impedir la proliferación de establecimientos que no cumplan los parámetros de seguridad.

Por su parte, el presidente del Consell Insular d'Eivissa, Vicent Torres, invita a los profesionales del sector a que “trabajen con una mentalidad abierta para poder diversificar una industria que no solo es de ocio nocturno, sino también diurno, de sol y playa, cultura o entornos rurales”. La isla, expone, “no es un parque temático cerrado, es un lugar con historia y valores que deben ser potenciados e integrados por esta industria, para que su calidad sea muy superior”.

2 comentarios

user jgb | Hace más de 10 años

¿de que toma nota? Si cada año es mas de lo mismo,hacen lo que les da la real gana y las sanciones solo les llegan a final de temporada. ¡¡¡venga ya¡¡¡

user SE LAS LLEVÓ EL VIENTO | Hace más de 10 años

Tres o cuatro detenciones de pequeños camellos de la droga. Tres o cuatro sanciones por ruidos y abusos horarios. Tres o cuatro declaraciones políticas de buenas intenciones para el año que viene. Y el orgullo del aumento del número de turistas, espejismo bendito de un futuro mejor. Mientras, y después de años y promesas, el castillo y proyecto de parador de Dalt Vila cayéndose en pedazos. La estación de autobuses en una riña de mercado. Los emisarios reventando de mierda. El agua pública salinizada y paupérrima. Servicios públicos tercermundistas. Vivimos de esto dice el buen ciudadano agachando la cabeza, mientras lee la terrible noticia de que el turista alemán se va. Al turista alemán no le gusta la mierda ni que las leyes y reglamentos se los lleve el viento.

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