En otras ocasiones ya me he referido al turismo como uno de los sectores donde mayor impacto está desencadenando la revolución tecnológica, está modificando los roles de los proveedores, provocando la aparición de nuevos intermediarios turísticos, impulsando cambios sustanciales en la estructura de la industria y en la forma de operar en un entorno altamente globalizado.
El viajero 2.0, ávido de experiencias personalizadas que a través de páginas web y las opiniones de otros viajeros en las redes sociales, va configurando y planificando su viaje ideal, trasladando a sus redes sus vivencias e impresiones del lugar y posteriormente compartiendo el grado de satisfacción o no, experimentado además de generar opinión y reputación del destino.
No es menos cierto que las detalladas actividades online son fuentes inagotables de datos, con una importancia muy superior a otras fuentes de origen en lo que a cantidad y variedad de datos se refiere. La información recabada a través de una web, de un blog o un portal cualesquiera contempla direcciones IP, cookies, información sobre búsquedas, tiempo de navegación, franja horaria, consultas y preferencias de navegación, software utilizado... y todos estos datos son un importantísimo activo para cualquier organización, en la medida en que puedan ser transformados en información de interés, utilizando técnicas y métodos de Data Mining.
El problema actual de las organizaciones no es cómo obtener, ordenar y almacenar la información, sino cómo convertir en conocimiento tan numerosa y variada información. Y es precisamente el Data Mining (minería de datos), a través de sus herramientas inteligentes, el que extrae la información significativa de grandes bases de datos, detectando tendencias y correlaciones para permitir al usuario realizar predicciones que resuelven problemas del negocio, proporcionando ventajas competitivas, entre las que caben destacar el aumento de beneficios y/o reducción de costes, la más eficiente segmentación de clientes sobre sus preferencias reales y una más exacta predicción de la demanda que permitirán adelantarse a la necesidades del cliente del futuro, entre otras.
El impacto de las TIC en nuestra sociedad es más que evidente y probablemente sea la industria turística la más receptiva a estos avances tecnológicos, que deberíamos orientar a incrementar la competitividad de nuestro destino turístico, generando nuevas propuestas turísticas de valor ajustadas a las expectativas de los turistas del siglo XXI y sustentadas por una sociedad del conocimiento y de la sostenibilidad.