Siete calles del núcleo urbano de Sant Antoni de Portmany forman el llamado West End, una de las zonas de ocio nocturno más emblemáticas de la isla de Eivissa a la que el Ajuntament le ha declarado la guerra esta legislatura que ahora termina.
En su afán por cambiar el modelo turístico del municipio, relacionado en las últimas décadas con el turismo joven, mayoritariamente británico y de borrachera, el equipo de gobierno progresista de Sant Antoni modificó en 2017 la ordenanza de ocupación de la vía pública y limitó el horario de las terrazas de los locales de ocio hasta la medianoche, mientras que antes podían instalar mesas y sillas en la calle hasta las dos de la madrugada. Una medida que provocó que los bares y pubs de la zona tuvieran un 30 por ciento menos de ingresos aquel verano, según los empresarios.
Pero el Ajuntament, después de realizar sonometrías durante la plena temporada turística y corroborar que los niveles de ruido sobrepasaban los establecidos por la ley, decidió modificar también la ordenanza de ruidos y establecer en el West End una Zona de Especial Protección Acústica (ZPAE) que, entre otras medidas, suponía que restaurantes, bares, cafeterías, cafés concierto, discotecas y salas de fiesta tuvieran que cerrar a las tres de la madrugada, cuando antes lo hacían a las seis de la mañana. Además, todos los establecimientos con actividad musical tienen que tener doble puerta, ventanas selladas herméticamente, sistemas de ventilación forzada para la renovación de aire y limitadores de sonido conectados con el Ajuntament en tiempo real con la intención de evitar la contaminación acústica y mejorar el descanso de los vecinos. Esta semana, además, el pleno del Consistorio de Sant Antoni aprobó la ampliación de la zona ZPAE a la calle del Mar, cuyos niveles de ruido también están por encima de lo permitido.
Unas normas que se han impuesto sin consenso con los empresarios de la zona que, por contra, se quejan de la pasividad del Ajuntament para frenar la prostitución, la venta ambulante y los robos en la zona. La Asociación de Empresarios del West End, que agrupa a una cuarentena de empresarios de la zona, asegura que las dos últimas temporadas "ha ido fatal: nadie gana dinero". Uno de sus portavoces, que prefiere mantenerse en el anonimato, asegura que la gran mayoría de establecimientos han tenido que prescindir de empleados o contratarlos a media jornada. "Aquí, en Eivissa, la gente sale a partir de la una de la madrugada y con una hora y media abiertos no podemos hacer milagros".
CIERRES.
Los empresarios del West End explican que esta temporada, en una de las calles, hay seis establecimientos que ya no han abierto. "Y encontraríamos 15 locales que se alquilan o están a la venta a un precio muy razonable. Se están cargando Sant Antoni", destaca este empresario.La Asociación de Empresarios del West End niega que esta zona de ocio sea la responsable "de todos los males de Sant Antoni" y también desmienten que "todos los bares del West estén regentados por extranjeros. Esto es falso. De 62 locales, 41 están dirigidos por españoles y la mayoría de los ‘extranjeros' que allí se ganan la vida residen todo el año en la isla", apuntan.
HOTELEROS.
Los hoteleros de Sant Antoni, muy implicados desde hace años en el cambio del modelo turístico que se quiere impulsar, aseguran que "queremos que el West End funcione, pero que también sea de más calidad". Su presidente, Juan José Planells, destaca que esta zona de ocio "está en el corazón de Sant Antoni y creemos que es posible combinar que los negocios funcionen con el descanso de los vecinos".Planells recomienda a los empresarios del West End "seguir la línea que los hoteleros hemos cogido, apostar por otros productos y ampliar el mercado, que no solo sea para jóvenes británicos". En este sentido, el hotelero señaló que en esta zona "tiene que haber cafeterías, pizzerías, bares de tapas y restaurantes. Se tiene que buscar otro perfil e ir en sintonía con la planta hotelera".
Juan José Planells también reclamó al sector público que lleve a cabo "un plan integral" en la zona con inversiones e incentivos fiscales para la llegada de nuevos negocios o para su reconversión. "En el West End hay empresarios que quieren mucho a Sant Antoni y entre todos hay que ayudarlos", sentencia el presidente de los hoteleros.