Asimilando las bolsas a los nuevos conceptos que han aparecido, la “nueva normalidad” era ver cómo los índices europeos, cargados de valores cíclicos (banca, coches o energía) marcaban el liderazgo bursátil.
Sin embargo, los norteamericanos, con mucho peso en tecnología, especialmente el Nasdaq, han vuelto a la “vieja normalidad” y están marcando máximos históricos casi a diario en este final de semestre.
Habrá analistas que insistan que la tecnología está en plena burbuja (lo dicen desde hace años) y este es un simple rebote. Sin embargo, habrá quien diga que lo anecdótico ha sido el peor comportamiento relativo del principio de año 2021 y que estamos en una continuación de una clara tendencia al alza.
El factor que está más de moda en la mesa de los analistas es la inflación. La gran subida de los precios en Estados Unidos debería perjudicar a los valores más tecnológicos y, de hecho, algunos subsectores como la inteligencia artificial cayeron con fuerza.
Sin embargo, ¿a qué obedece esta recuperación si los datos de precios se siguen confirmando?
Hay que pensar que la inflación penaliza en dos sentidos a la tecnología: por una parte porque, en teoría, tiene una demanda más elástica; si suben precios los consumidores compran menos (no podemos dejar de gastar en luz o en servicios bancarios, por ejemplo).
Por otra parte, también penaliza por el efecto de los tipos de interés en las valoraciones: al ser empresas con beneficios más a largo plazo, los analistas tenemos que actualizar esos beneficios al presente. Esto se hace descontando a un tipo de interés; si este sube, la valoración cae.
Esta doble argumentación no responde a la pregunta, sino todo lo contrario. Por lo tanto, la explicación podría estar bien en la burbuja anunciada por los más agoreros o bien porque el sector tecnológico ha cambiado mucho y va a hacerlo todavía más en los próximos años.
Este cambio podría hacer, si no es ya un hecho, que este tipo de empresas ya sean cíclicas o incluso defensivas (como la biofarmacia) y que las valoraciones y principios establecidos que teníamos hasta ahora haya que retocarlos.
Realmente hay otra explicación que, independientemente de las bolsas, no gusta a nadie: que el mercado empiece a descontar nuevos problemas de confinamiento y restricciones a causa de variantes nuevas de la COVID. Realmente parece difícil, pero es un factor que no hay que descartar en los análisis de inversión.
Como tantas veces, habrá que recurrir a soportes para valorar entradas y salidas ya que estos son totalmente asépticos a las noticias que hacen que un activo se mueva en una u otra dirección.
El Nasdaq tiene los primeros en 14.050-13.850 y después en 12.950 aunque el principal está en 12.250, cierto que ya muy alejado del precio actual y solo válido para largoplacistas.
Por lo que respecta al S&P hay que tener en cuenta los 4.240 y 4.000 para el medio plazo y para el largo los 3.500 y 3.200.
Pronto empezará una nueva temporada de resultados, sabremos cómo evolucionan las vacunas ante nuevas variantes y conoceremos el resultado de negociación del plan de estímulos del presidente Joe Biden. Todo ello marcará la evolución de un mercado tan importante como Wall Street.