En España vamos siempre con algo de retraso en la adquisición de los billetes aéreos para las vacaciones de verano. En nuestros principales mercados como Gran Bretaña o Alemania hace tiempo que el pescado está vendido. Los turoperadores pretenden, con éxito, que su temporada alta de ventas sea en enero, cuando andan mal de efectivo. Pueden ofrecer buenos precios puesto que ellos ya reservaron el año anterior las plazas, tanto hoteleras como de transporte.
Aunque los clientes que vienen con turoperador son solo un tercio del total, las buenas costumbres permanecen. El resultado es que este año, con una demanda desbordada, toda la oferta se ha ido vendiendo a buen ritmo. El asunto se complica para aquellos, nacionales o extranjeros, que empiezan ahora a buscar y que se encuentran con unos precios muy superiores a los del año pasado, incluso teniendo en cuenta la inflación.
La mala noticia es que no habrá ofertas de última hora o serán excesivamente caras. Los españoles que pensaban ir al extranjero están descubriendo que les va a costar mucho más de lo que tenían presupuestado. Muchos han decidido o decidirán quedarse aquí con lo que añadirán tensión a un mercado ya tensionado. Sin embargo, la inmensa oferta turística española, regulada o no, va a permitir que todos los que pensaban irse de vacaciones -es decir, los que disponen de los recursos necesarios- van a encontrar, aunque parezca difícil, un hueco donde reposar en verano. Y ya sabemos que en el futuro las tasas ambientales, entre otras, encarecerán aún más los billetes.
En los países europeos ricos, los clientes están dispuestos a pagar un 20-25% más que el pasado año porque saben que una vez aquí el precio de los servicios que usan: restaurantes, bares y supermercados es muy inferior al que pagan donde residen.
Los que aseguran que el turismo que recibimos de esos países es de bajo nivel, tendrán que volver a estudiar. A la mayor parte de la población ya se le han acabado los ahorros extraordinarios de los años de pandemia, pero parece que no a los que van a venir. Estos viajan en repetidas ocasiones confundiendo a los que leen las estadísticas al pie de la letra. El tiempo de los billetes baratos se ha terminado como han indicado los jefes de Ryanair y de TUI.