El arquitecto ibicenco Adrián Bedoya Mey fundó el estudio BMA Arquitectura en 2013 tras formarse en Barcelona y trabajar dos años en la ciudad brasileña de São Paulo. «Acabando la carrera teníamos una coyuntura de crisis inmobiliaria muy fuerte, por lo que el escenario en España era muy desfavorable. Compañeros de promoción estaban trabajando en otros sectores por necesidad, por lo que me planteé salir fuera y en Sudamérica tenían mucha demanda de técnicos, así que me puse a estudiar portugués», explica Bedoya. Fue en la época pre Mundial de Fútbol y Juegos Olímpicos, por lo que Brasil estaba en plena ebullición a nivel constructivo. «Fue una etapa muy interesante y de crecimiento tanto a nivel personal como profesional», añade.
Adrián Bedoya tuvo que elegir entre seguir la tradición familiar -su padre es arquitecto técnico y promotor inmobiliario- o apostar por el mar, su gran pasión. «Elegí los negocios» y dejó las regatas para su tiempo libre. Bedoya está especializado en gestión técnica de proyectos y en consultoría inmobiliaria. Una formación que sumada a la tradición familiar de promoción inmobiliaria «da esa visión más allá del aspecto técnico del arquitecto». No es de extrañar, pues, que el 80% del negocio de su despacho está dedicado a la promoción inmobiliaria de edificios, «pero en Eivissa no te puedes encasillar y hay que hacer un poco de todo. Trabajamos más con el promotor profesional por el ‘know how' del despacho, más allá del propio proyecto técnico, actuamos como consultor o asesor inmobiliario por la formación y conocimiento que tenemos».
BMA Arquitectura cuenta con un equipo de cinco personas. «Lo que más valoramos es la predisposición a aprender y a mejorar. En nuestra oficina todos saben hacer de todo porque es más enriquecedor para todos. La gente que entra aquí busca este enriquecimiento personal y profesional», apunta Bedoya. Del despacho de BMA Arquitectura han salido proyectos tan importantes como el nuevo paseo marítimo de ses Figueretes o las reformas integrales del Hotel El Puerto o del One Ibiza Beach Suites, en la ciudad de Eivissa. «Hacemos proyectos arquitectónicos vanguardistas y singulares, muy estudiados con su entorno e incorporando aspectos que los doten de personalidad. Invertimos mucho tiempo y dedicación a los proyectos, los clientes quedan satisfechos y son proyectos únicos», señala el fundador de BMA Arquitectura.
«Lo que más satisface a un arquitecto es percibir que lo que has proyectado se usa y genera entornos amables. Los hoteles son los proyectos más interesantes junto con el paseo de ses Figueretes, que provocó un cambio espectacular en el barrio y devolvió el frente marítimo a la zona. Es muy gratificante haber estado implicado en un proyecto de transformación de este tipo», destaca Adrián Bedoya. El tener la oportunidad de crear un proyecto en tu ciudad y que van a disfrutar tus propios vecinos supone para Bedoya «una mezcla de responsabilidad, ilusión y respeto porque se va a usar por miles de personas y la decisión que tomas va a trascender durante mucho tiempo».
El trabajo de los profesionales del estudio de Adrián Bedoya no se circunscribe tan solo a la parte técnica del proyecto arquitectónico, sino que también «aportamos el conocimiento en la gestión de los expedientes. Como también hacemos nuestras propias promociones, sabemos cuáles son los caminos críticos de los expedientes. Hay que saber cómo funcionan las administraciones y estar encima de ellas. Nos implicamos mucho en la tramitación de las licencias y aplicamos nuestro ‘know how' en gestión de expedientes».
CLIENTES. Bedoya asegura que la mayoría de sus clientes son promotores profesionales «con una mínima estructura interna que buscan un equipo que les aporte un poco más del propio producto, como el desarrollo, consejo y asesoramiento del producto inmobiliario, acompañamiento en cronogramas de redacción y ejecución de obras, asesoramiento en estudio de mercado y precio».
El fundador de BMA Arquitectura sostiene que la isla de Eivissa «es un buen sitio para los arquitectos pero no es tan idílico porque hay mucha competencia, con muchos estudios y muy buenos. Hay una buena red de arquitectos, muy preparados».
En este sentido, explica que en las Pitiüses «los proyectos son más interesantes en comparación a zonas más urbanas de la Península. Además, la arquitectura de firma está asociada a altos presupuestos, con lo que es más fácil desarrollar proyectos». Más allá de la belleza de la arquitectura ibicenca tradicional, Adrián Bedoya destaca sobre todo «su modelo de gestión del territorio, con un sistema de bancales, terrazas y paredes de piedra seca que es espectacular». Un mundo que descubrió gracias a la colaboración con el afamado arquitecto Stefano Cortellaro. «Este sistema que da forma a nuestro paisaje nos inspira en nuestros proyectos a la hora de gestionar los espacios de la luz, los reflejos, los patios o los espacios en los edificios».
VIVIENDA. En cuanto a la falta de vivienda a precio asequible en Eivissa, Bedoya sostiene que el crecimiento de la población ha sido superior al del parque inmobiliario durante los últimos años. Un hecho que se suma a los «obsoletos» planeamientos urbanísticos de los ayuntamientos »con poco suelo urbanizable» ha provocado que no existan prácticamente terrenos para desarrollar nuevas promociones. «Hoy tenemos terrenos medianos y pequeños asociados muchas veces a pequeñas edificaciones que por calificación urbanística optan a un mayor aprovechamiento urbanístico. Están en zonas maduras como es Viver, Ca n'Escandell, es Puig d'en Valls o Jesús. El crecimiento es lento, porque son promociones pequeñas de 10 a 20 viviendas», señala.
Bedoya también avisa que el decreto de emergencia habitacional del Govern «no está funcionando y no va a funcionar. Las medidas que se contemplan van muy hacia la vivienda protegida y para que la iniciativa privada tenga interés tienen que salir los números». Otra cuestión a analizar son los meses o años de espera a la hora de conceder una licencia en Eivissa. «Es el gran hándicap con mayúsculas de la profesión. La tramitación te reporta estrés, problemas con los clientes –porque te acaban haciendo responsable– y el desgaste que implica estar llamando a la administración. Hay mucho que mejorar», apunta Bedoya, quien también hace hincapié en la tardanza a la hora de electrificar las edificaciones: «No se pueden entregar los edificios porque no tienen electricidad pese a que están acabados».