Cuando en abril de 1994 los hermanos Diego y Manuel Parra Sánchez, junto a su socio José Casanova Gallego, decidieron lanzar Arenas San José, pocos podían imaginar que aquella pequeña empresa de extracción de áridos acabaría convirtiéndose con el paso de los años en uno de los nombres más consolidados del mundo empresarial de las Pitüses. Los tres fundadores acumulaban entonces años de experiencia trabajando en el sector y detectaron una oportunidad clara, pues por aquel entonces la demanda de materiales de construcción, según relatan los fundadores, estaba en alza, había margen de crecimiento y ellos tenían tanto el conocimiento como la determinación para emprender.
«Había mucha demanda de estos materiales y vimos la oportunidad de iniciar un negocio», recuerdan. Lo hicieron con recursos modestos: tres trabajadores, que eran ellos mismos, y una única pala cargadora. Aun así, lo que sí tenían desde el principio era una visión clara: convertir su actividad en un servicio integral capaz de cerrar el círculo del movimiento de tierras, apostando por la reutilización de materiales procedentes de sus propias excavaciones. Una filosofía que, con el paso del tiempo, se convertiría en una de las claves de su identidad empresarial.
Los inicios de Arenas San José estuvieron íntimamente ligados a la cantera Can Gallego de Sant Josep. Desde allí extraían y vendían áridos para abastecer las necesidades de la construcción en la isla. Con los años, sin embargo, la propia cantera dejó de ser productiva y en el 2004 se dejó de explotar. En lugar de abandonar la instalación, el equipo decidió reconvertirla: hoy funciona como planta de beneficio y restauración, equipada con maquinaria que permite tratar los materiales y devolver valor al terreno.
Ese espíritu de adaptación ha sido, según subrayan los creadores de esta empresa, otro de los factores determinantes para mantenerse más de treinta años en un sector altamente competitivo. «Hemos pasado por momentos difíciles, pero hemos sabido adaptarnos a las necesidades del mercado, ampliando flota y reorientando el negocio», explican. Y así lo han demostrado: de una actividad extractiva de áridos la empresa Arenas San José evolucionó hacia los desmontes, excavaciones en todo tipo de terrenos, reparación de caminos, derribos y transporte de materiales, tanto para empresas como a nivel particular.
La empresa también ha apostado fuerte por la maquinaria móvil de machacado y cribado, lo que les permite reciclar los materiales en la propia obra y ofrecer un servicio integral a sus clientes. «Favorecemos el uso de materiales reciclados y optimizamos los procesos», comentan. Hoy su flota incluye una quincena de camiones, entre los que destacan camiones tres ejes, bañeras y grúas, y un parque de 24 máquinas especializadas, desde giratorias de entre tres toneladas y 40 toneladas hasta motoniveladoras, palas cargadoras y rodillos compactadores, según precisan.
A lo largo de estos 30 años de existencia, la plantilla de trabajadores también ha experimentado una evolución significativa. En este sentido, a los tres fundadores iniciales, que fueron durante un tiempo los tres únicos trabajadores, se les fueron sumando profesionales hasta alcanzar los 26 trabajadores actuales. Según resaltan, contar con un buen equipo ha sido decisivo: «Unos recursos técnicos pioneros y un personal cualificado nos han hecho ganar amplia experiencia y reputación en el sector».
La empresa define su actividad actual como un servicio global que «cierra el círculo del movimiento de tierras» y que se caracteriza por su compromiso con la sostenibilidad ambiental. La idea de reaprovechar materiales no es solo una ventaja técnica sino una convicción empresarial: «trabajar mejor, reducir el impacto ambiental y mejorar la eficiencia de cada proyecto», según señalan.
No sorprende, por tanto, que su lema sea tan directo como simbólico: ‘La excavación es el inicio del proyecto’. Una frase que condensa la visión de estos emprendedores que siempre han entendido el movimiento de tierras como el primer paso para dar vida a cualquier trabajo de obra.
Como muchas empresas familiares consolidadas, Arenas San José se encuentra inmersa en un proceso delicado pero inevitable como es el relevo generacional. Aunque aún se encuentran en «una etapa de transición», lo afrontan con calma y responsabilidad. «Es un proceso lento; es un negocio difícil de llevar y se necesita experiencia», precisa Alejandro, hijo de uno de los fundadores del proyecto.
Alejandro representa ese futuro junto con su hermana Beatriz y Óscar Casanova Martínez. Según cuenta Alejandro, él desde muy pequeño estuvo vinculado al negocio familiar, ya que le encantaba que su padre le enseñara cosas del día a día. «Mi padre, como maquinista, me enseñó el manejo de toda la maquinaria conforme se fue ampliando la flota», recuerda con orgullo. Para él, crecer viendo cómo su padre levantaba la empresa fue determinante, «siempre tuve claro que quería dedicarme al negocio familiar y continuar su legado es un objetivo personal que me marqué». ¿Y qué consejo de vida le ha dado su padre? «Nos hace siempre mucho hincapié en la importancia de estar involucrados con el equipo y estar presentes siempre en cada proyecto. Si algo nos define desde siempre es la profesionalidad. Ponemos nuestro más absoluto compromiso en cada proyecto, acompañando a nuestros clientes y ofreciéndoles soluciones adaptadas a sus necesidades».
INTRUSISMO.
El sector del movimiento de tierras, como desgraciadamente tantos otros en Eivissa, no es ajeno al intrusismo. Sin embargo, desde Arenas San José tienen claro que quienes ejercen su actividad de forma desleal e ilegal no son su competencia. «En prácticamente todos los sectores hay intrusismo, pero cuando haces las cosas bien y demuestras tu valía, no supone ningún problema», explica Alejandro. Para ellos, la clave siempre ha sido la misma: ser competitivos no por precio sino por calidad del servicio, fiabilidad y cumplimiento. Y, a juzgar por su trayectoria, la fórmula les ha funcionado.
EL FUTURO.
Con más de tres décadas de historia, Arenas San José no ha perdido ni su ambición ni su capacidad de reinventarse. Sus planes a medio y largo plazo son claros: seguir creciendo y mantener su posición como empresa líder en el sector en la isla de Eivissa. Una meta que, según explican, pasa por seguir invirtiendo tanto en maquinaria como en personal, dos pilares fundamentales en su modelo de negocio. En cuanto a consejos como empresa consolidada para quienes estén pensando en emprender su propio negocio en Eivissa, Alejandro tiene claro que es fundamental «definir una buena estrategia de negocio y rodearse de un buen equipo que te acompañe». Según relata, a lo largo de todos estos años de experiencia profesional, «hemos tenido momentos complicados, pero nunca hemos dejado de trabajar y de apostar por mejorar», según concluye.