«Es difícil de creer que cuatro semanas después del sismo, tantas personas viven todavía bajo las sábanas en los campamentos y en las calles», señaló en un comunicado el presidente internacional de Médicos Sin Fronteras, Chistophe Fournier.
Un mes después del devastador terremoto que dejó a Haití casi destruido, las agencias humanitarias de la ONU se lamentan de que no se hayan resuelto los problemas más acuciantes de alojamiento y saneamiento y temen una nueva catástrofe con la llegada de la estación de las lluvias.
Una tragedia sin paragón
«Tenemos que entender una cosa, esta catástrofe no se puede comparar a ninguna otra que hayamos enfrentado antes. Hemos tenido que hacer frente a una situación de casi total destrucción de Haití», aclaró hoy en rueda de prensa la portavoz de Programa Alimentario Mundial (PAM), Emilia Casella.
La lamentable singularidad de la catástrofe de Haití es, precisamente, que la capital, Puerto Príncipe, quedó casi destruida por el sismo -de una magnitud 7 en la escala de Richter- y con ella la capacidad de reacción del gobierno, de los servicios civiles y de las redes sociales preexistentes.
«El 'tsunami' (de 2004 en el sudeste asiático) fue una catástrofe mayúscula, pero las capitales pudieron movilizarse desde el primer instante y poner a disposición todos los recursos existentes. Esto en Haití simplemente no existió porque todo quedó destruido», agregó Casella, quien señaló que hasta la fecha, el PAM ha alimentado a 2,5 millones de personas, menos de un tercio de los 9 millones de haitianos.
La magnitud de la tragedia causada por en terremoto se ha contabilizado en 200.000 muertos; 300.000 heridos; 1,2 millones de personas que perdieron sus hogares; y quedan más de 700.000 sin refugio adecuado.
La ayuda a Haití llega tarde
Efe |