La Comisión Electoral afgana comenzó ayer a recibir los primeros sobres con resultados de las elecciones legislativas celebradas el sábado, una consulta marcada por una pobre participación, sospechas de fraude y la violencia insurgente, que dejó cerca de 50 muertos. Según dijo ayer en rueda de prensa el jefe del organismo, Fazal Manawi, los datos preliminares señalan que votaron «unos cuatro millones» de afganos, en torno al 35 por ciento de los electores llamados a las urnas.
Manawi aseguró que el recuento de los votos ha sido completado en 22 de las 34 provincias del país y enviado a las capitales provinciales, pendientes ahora del escrutinio, y calificó los comicios como «un gran logro». «Si ha habido deficiencias, prometemos investigarlas», afirmó el jefe de la Comisión, que no proporcionó todavía resultados.
Tras la intensa jornada electoral - con 400.000 miembros de las fuerzas de seguridad en estado de alerta, a los que se sumaron otros 150.000 de las tropas internacionales- ha comenzado a emerger lentamente la verdadera dimensión de los actos de violencia y del fraude. Ayer mismo, Manawi dijo tener informes «sin confirmar» sobre «51 civiles» muertos por sucesos violentos -ayer, las autoridades dijeron 14-.
Ese último dato oficial está lejos de la cantidad denunciada por la Fundación independiente para unas Elecciones Libres y Justas de Afganistán (FEFA), que señaló en un comunicado que ocurrieron «sucesos violentos graves» en al menos 389 colegios. Esa organización dijo tener una «seria preocupación» sobre la calidad de estas elecciones, y enumeró un rosario de irregularidades, relativas a los actos violentos, las prácticas fraudulentas y el desajuste respecto a la ley electoral.