La iraní Shahla Jahed, condenada a muerte por el asesinato de la primera mujer de un conocido ex futbolista iraní del que ella fue amante y esposa temporal, fue ejecutada ayer, informó la agencia estatal de noticias Irna.
La mujer fue ahorcada poco después del amanecer en uno de los patios de la cárcel de Evin, situada en el norte de la capital, según la fuente.
Amnistía Internacional había hecho una llamamiento urgente el martes para que la pena de muerte no se ejecutase, al considerar que existen numerosas dudas sobre la transparencia del proceso judicial en el que fue condenada.
Jahed, que vivía con el conocido futbolista iraní Naser Mohammad Khani bajo un contrato de matrimonio temporal («sigheh» en farsi), fue acusada de acuchillar hasta la muerte a la ex esposa del deportista, Laleh Saharkhizan, en 2002.
Aunque en un primer momento admitió su culpa, luego se retractó ante la misma corte que la juzgaba en un procedimiento plagado de puntos oscuros y contradicciones.
Práctica tradicional
El «sigheh» es una práctica contemplada en la jurisprudencia islámica chií que rige en Irán y que permite a hombres y mujeres vivir juntos sin ser acusados de adulterio.
Esta figura legal autoriza que una pareja pueden comprometerse a estar casada durante un periodo limitado de tiempo, bajo pago de una suma acordada de dinero a la esposa, tras lo cual el matrimonio queda anulado aunque puede ser renovado.
Los hombres iraníes tienen derecho a tener hasta cuatro esposas «permanentes» y cualquier número de «temporales», mientras que a las mujeres tan sólo se les permite casarse con un hombre cada vez.
El caso de Jahed recuerda al de Shakineh Mohammadi Ashtianí, la mujer iraní acusada de adulterio y del asesinato de su esposo que corre el riesgo de ser lapidada.
Su proceso salió a la luz el pasado verano después de que su abogado pidiera ayuda internacional, y ha despertado una oleada de protestas y simpatía en todo el mundo que ha logrado detener, de momento, la posible ejecución.