El exdirector gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Dominique Strauss-Kahn alegó inmunidad diplomática en el momento de su detención, hace un mes en Nueva York, según un informe de la Fiscalía de Manhattan difundido hoy con los pormenores del arresto del político francés.
«Tengo inmunidad diplomática», aseguró Strauss-Khan cuando los agentes que lo detuvieron el pasado 14 de mayo en el aeropuerto internacional John F. Kennedy le ponían las esposas horas después de protagonizar presuntamente un violento incidente con la empleada de un hotel que le acusó de una agresión sexual e intento de violación.
Ante las palabras de Strauss-Khan, los agentes, que lo sacaron del avión que debía llevarlo a París le pidieron que mostrara su pasaporte, ante lo que el político y economista francés aseguró que el documento que acreditaba su inmunidad diplomática se encontraba «en un segundo pasaporte» y no en el que llevaba encima.
Así se desprende de los documentos judiciales divulgados por la Fiscalía con las transcripciones de las conversaciones que Strauss-Khan mantuvo con la policía del aeropuerto y de la ciudad de Nueva York tras su detención.
Las transcripciones muestran cómo los agentes se acercaron a Strauss-Khan y le indicaron que tenían que hablar con él de «un incidente en un hotel de la ciudad» y se lo llevaron a una dependencias del aeropuerto para después trasladarlo a Manhattan.
Tras quejarse ante el hecho de que lo esposaran y asegurar que gozaba de «inmunidad diplomática», Strauss-Kahn (DSK) pidió comunicarse con un representante del Consulado de Francia en Nueva York, así como realizar una llamada para avisar de que no llegaría a la reunión que tenía al día siguiente.
Se trataba de un encuentro en Bruselas con ministros de la Unión Europea (UE) para tratar la posible reestructuración de la deuda griega.
Cuando DSK se encontraba ya en la unidad de detenidos de Manhattan, solicitó permiso para llamar a su abogado Bill Taylor y seguidamente preguntó precisamente a los agentes si iba necesitar los servicios de un letrado.
Los agentes le recordaron entonces que tenía derecho a tener uno y le comunicaron que desconocían si tenía algún tipo de estatus diplomático, a lo que Strauss-Kahn respondió que no pretendía utilizar ese argumento para evitar la detención y dijo que sólo quería saber si necesitaba un abogado.
Tras hablar con su abogado, el entonces director gerente del FMI se negó a hablar sobre el incidente ocurrido en el hotel Sofitel, en el que se había alojado en Nueva York y donde supuestamente ocurrieron los hechos de los que se le acusan.
Según el relato difundido por la Fiscalía, en el que se llega a ver que Strauss-Kahn pidió huevos para desayunar y un bocadillo a la hora del almuerzo, se explica que también llegó a quejarse hasta en dos ocasiones por las esposas.
«*Pueden esposarme con las manos delante?», solicitó en un primer momento el político francés, quien posteriormente llegó a decir que las esposas le apretaban demasiado las muñecas.
Strauss-Kahn fue acusado formalmente de dos delitos por comisión de un acto criminal sexual, otro por tentativa de violación, los tres en primer grado y de tipo violento, además de otro de presunto abuso sexual en primer grado y de tipo violento y tres delitos menores más.
De ser hallado culpable de todos podría llegar a ser condenado a 74 años de prisión, aunque lo habitual es que sólo tenga que cumplir la pena del delito más castigado (25 años).
DSK está bajo arresto domiciliario tras haber pagado un millón de dólares en efectivo y depositado un aval bancario por otros cinco millones, y vive en una lujosa casa adosada del sur de la ciudad, valorada en 14 millones de dólares por la que paga un alquiler de más de 50.000 dólares mensuales.
El político francés será juzgado ante un jurado después que el pasado 6 de junio se declarara no culpable de agresión sexual e intento de violación a la empleada del hotel Sofitel, quien planea testificar contra el político francés.