Francia y Bélgica salieron al rescate del grupo financiero Dexia, en la primera medida gubernamental de ese tipo para un banco europeo durante la crisis de deuda soberana. Con esta decisión, Europa inició la segunda recapitalización de las entidades financieras.
Dexia, que también necesitó ayuda en la crisis financiera del 2008, verá cómo su división financiera francesa se escinde y queda bajo el paraguas de bancos gubernamentales. El plan de rescate también prevé un cambio probablemente mayor, con la venta de los activos sanos, así como la creación de un 'banco malo' apoyado por el Estado con los activos tóxicos.
«Tenemos que poner todas las partes peligrosas fuera del banco. Es ahí donde entrarán en juego las garantías del Estado, es lo que se llama un 'banco malo'», dijo el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, tras un comunicado conjunto franco-belga en el que se comprometió el apoyo para la entidad.
Caída vertiginosa
Afectado en las últimas semanas por su fuerte exposición a Grecia y los problemas para acceder a fondos al por mayor, Dexia vio cómo sus acciones caían hasta un 38 por ciento, un mínimo histórico, el martes, conforme se desplomaba la confianza en el grupo. «Básicamente, nos estamos acercando aquí hacia una nacionalización por la puerta de atrás», dijo un analista con sede en Londres.
La vicepresidenta económica del Gobierno español, Elena Salgado, descartó ayer que la mala situación del banco franco-belga Dexia pueda contagiar al sistema bancario español, ya que, a su juicio, las entidades del país no están tan expuestas a la deuda griega.
«Hay muchos bancos que están sometidos a presión, particularmente los que tienen en sus balances deuda griega, pero no es el caso de bancos españoles», aseguró Salgado a la salida del consejo de ministros de Finanzas de la UE celebrado ayer en Luxemburgo.