Turquía respondió ayer con contundencia, militar y políticamente, al sangriento ataque cometido de madrugada por el grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), en el que murieron 24 uniformados turcos y otros 18 resultaron heridos.
El primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, quien canceló un viaje a Kazajistán y convocó una reunión de la cúpula de seguridad, confirmó que el Ejército inició un ataque por aire y tierra en territorio iraquí para perseguir a los rebeldes kurdos.
Varios medios turcos citaron fuentes militares según las que entre 20 y 23 milicianos kurdos fueron abatidos en la operación de castigo.
El ataque del PKK fue una acción coordinada contra ocho puestos militares en la provincia de Hakkari, cerca de la frontera iraquí, donde el grupo armado dispone de bases desde las que ataca posiciones turcas.
Mediante un comunicado colgado ayer en la agencia pro kurda Firat, el PKK, considerado terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea, reivindicó los ataques y aseguró que habían provocado 100 bajas, entre muertos y heridos, en las filas turcas.
Esa acción de los rebeldes kurdos, la más grave desde principios de los años 90, provocó una rotunda reacción del Gobierno de Ankara.
En un mensaje televisado al país, Erdogan aseguró que su país no cederá ante lo que calificó de ataques terroristas.
«No daremos un paso atrás y no cederemos un milímetro del territorio de este país. Esto debe saberlo el enemigo», afirmó el primer ministro.
«Deben morir»
Erdogan agregó que todos aquellos «que son capaces de matar a niños, bebés aún no nacidos, maestros e ingenieros» -en referencia a recientes ataques- «deben morir».
Pese a la dureza de su mensaje, pidió al pueblo turco paciencia y que no se deje llevar por la ira ya que si no, los terroristas «habrían logrado su objetivo». «Los derechos humanos son la respuesta verdadera al terrorismo», sentenció.
Eso sí, advirtió que quienes apoyan al PKK desde el exterior «pagarán por ello» y denunció a quienes «se pasean del brazo con los terroristas» y «no condenan el terrorismo» en referencia a la ambigua relación que los nacionalistas kurdos del Partido de la Paz y la Democracia (BDP) mantienen con el PKK.
Precisamente ayer, el copresidente del BDP, Selahattin Demirtas, exigió «al Gobierno y al PKK» que «detengan la guerra» e inicien un «proceso de paz».