Francia y Alemania están explorando métodos radicales que permitan garantizar una integración fiscal más profunda y rápida entre algunos países de la zona euro, porque entienden que lograr un amplio apoyo a un cambió en el tratado del bloque podría ser imposible. Entre las múltiples novedades estaría que la canciller alemana, Angela Merkel, dejaría que el BCE (Banco Central Europeo) comprara deuda de los países de la Eurozona a gran escala.
El plan original de Alemania era intentar lograr un acuerdo para introducir cambios en el tratado de la UE, compuesta por 27 estados, antes del final de 2012. El objetivo era abrir una vía para aplicar límites presupuestarios más estrictos en los 17 países de la zona euro. Pero en los encuentros de los líderes regionales de las últimas semanas, ha quedado claro para Merkel como para el presidente francés, Nicolas Sarkozy, que un pacto entre todos los países de la Unión sería imposible. Por tanto presentarán un Plan de Estabilidad en la cumbre del próximo 9 de diciembre.
Dos velocidades
Ante la urgencia, Francia y Alemania han estado explorando otros caminos para conseguir el mismo objetivo. Entre las opciones figura un acuerdo entre los países que integran la zona euro y, como mayor novedad, que se apuntarían los países que lo quieran hacer. Es lo que se ha comentado ya la ‘Europa de las dos velocidades'.
«La meta es que los estados miembro de la moneda común creen su propia Unión de Estabilidad y que se concentren en eso», dijo ayer a la cadena de televisión ARD el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schaeuble. Otra opción es tejer un acuerdo lateral por fuera del acuerdo de la UE que podría incluir a entre 8 y 10 países de la zona euro.
Una decisión aún más caliente espera a los ministros de finanzas de la zona euro cuando se encuentren el martes. Se trata de que reglas operacionales detalladas para el fondo de rescate de la zona euro -el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera- están listas para ser aprobadas.