El ministro de Defensa de Corea del Sur, Kim Kwan-jin, y el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, acordaron ayer mantener una postura defensiva fuerte sobre Pyongyang tras el anuncio de la muerte de su líder, Kim Jong-il. Ambos responsables de Defensa decidieron establecer una estrecha coordinación y vigilancia sobre el régimen comunista del Norte.
Por otra parte, se comprometieron a compartir toda la información disponible para garantizar una fuerte y rápida respuesta militar en el caso de que fuera necesaria, añadió Yonhap.
Estado de emergencia
Tras la muerte del líder norcoreano, la Administración ordenó a las Fuerzas de Seguridad de Corea del Sur extremar la vigilancia militar en la frontera y declaró el estado de emergencia del Gobierno.
Además, el Mando Conjunto de las Fuerzas surcoreana y estadounidense, que cuenta con cerca de 28.000 efectivos en el país asiático, incrementó su actividad y el número de soldados a lo largo de la frontera.
El presidente de EEUU, Barack Obama, subrayó al primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, el «compromiso» de EEUU con la defensa de sus «aliados más cercanos, incluido Japón».
Además, ambos coincidieron en la «importancia» de Japón «para mantener la estabilidad en la Península de Corea y en la región».