Rusia rechazó ayer el último borrador de la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Siria con el argumento de que no tiene en cuenta todas sus preocupaciones y las de sus aliados sobre la situación en el país árabe.
«Hemos recibido el texto. Algunas de nuestras preocupaciones y las de nuestros correligionarios han sido tomadas en cuenta, pero, de todas formas, esto no es suficiente para que lo apoyemos en su formato actual», aseguró Guennadi Gatílov, viceministro de Exteriores ruso, a Interfax.
El diplomático ruso aseguró que Moscú «está dispuesta a continuar las consultas sobre el proyecto de resolución teniendo en cuenta sus posturas de principio».
«Seguimos teniendo preocupaciones sobre el contenido de ese texto. Esperamos que las consultas prosigan durante los próximos días», agregó.
En respuesta a la pregunta sobre si habrá una votación sobre el actual proyecto de resolución presentado por Marruecos, Gatílov respondió: «No, no la habrá».
El embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, advirtió la víspera de que Moscú recurriría al veto si el Consejo de Seguridad convocara una votación sobre el borrador.
Churkin
«Esto es como un montaña rusa», afirmó Churkin para describir la tensión o syria que se vive durante los debates del Consejo de Seguridad, al que Estados Unidos ha llamado a actuar para frenar la violencia en el país árabe.
Según la prensa, los miembros del Consejo estuvieron a punto de lograr un acuerdo, pero la negativa de Occidente a retirar una frase que aludía a la demanda de dimisión del líder sirio, Bachar al Asad, frustró el consenso.
El ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, aseguró que Moscú no permitirá nunca la adopción de una resolución que allane el camino para una intervención militar en Siria e incluya una demanda de renuncia de Al Asad.
«La política rusa no consiste en pedir a alguien que dimita. Los cambios de régimen no son nuestra profesión», afirmó durante un viaje a Australia.
A su vez, la Cancillería rusa descartó que el Kremlin se plantee «dar luz verde para una intervención militar estadounidense contra Irán a cambio de la no injerencia occidental en los asuntos sirios».