La niña cristiana paquistaní Rimsha Masih abandonó ayer, bajo fianza y en cumplimiento con una orden judicial, la prisión de Pakistán en la que ha pasado las tres últimas semanas tras haber sido acusada de quemar textos coránicos.
La petición de fianza planteada por el letrado de la menor fue admitida el viernes por un tribunal de Islamabad después de que Rimsha permaneciera desde mediados de agosto internada en una cárcel de adultos a pesar de su edad y de su probada discapacidad psíquica.
Peter Jakob, responsable de la Comisión Nacional de Justicia y Paz del arzobispado de Lahore, confirmó que la menor «se encuentra protegida junto a su familia en un lugar secreto pero con conocimiento de las fuerzas de seguridad».
Seguridad
La niña salió a media tarde envuelta en muy fuertes medidas de seguridad, con decenas de agentes vigilando, y fue llevada en un coche blindado hasta un descampado cercano donde la recogió un helicóptero que la llevó a un sitio seguro.
«El comité creado por el Gobierno es quien se está ocupando de su protección. De momento, la niña está en Pakistán y la idea es que pueda quedarse en el país», dijo el jefe de la Comisión Interconfesional de Pakistán, Sayid Ishaq.
Desde el inicio del caso, el pasado 16 de agosto, una de las principales preocupaciones de las organizaciones de derechos humanos y grupos que han apoyado a la niña es su seguridad, ya que muchos acusados de blasfemia son atacados en prisión o en los juzgados.
Las condiciones de esta niña la hacen especialmente vulnerable, ya que tiene alrededor de 12 años —cuatro menos del mínimo legal para encarcelar a alguien en Pakistán— y un informe médico oficial determinó que su edad mental es de unos siete años.