El Papa ha alertado a los cardenales sobre «el mal, el sufrimiento y la corrupción de este mundo», al tiempo que les ha recordado que permanecerá en «cercanía espiritual» con ellos a la conclusión de su Papado.
Al final de los ejercicios espirituales, Benedicto XVI ha dado las gracias a los miembros de la Curia que lo han acompañado estos días y al cardenal Gianfranco Ravasi, predicador de los ejercicios, recordando su labor al frente de la Iglesia.
«Al final, queridos amigos me gustaría daros las gracias a todos, y no sólo por esta semana, sino por estos ocho años, en que habéis llevado conmigo, con gran competencia, afecto, amor y fe, el peso del ministerio petrino. Os sigo estando grato y aunque ahora termina la comunión exterior y visible, permanece la cercanía espiritual», ha señalado.
No obstante, ha lamentado que el bien del mundo «es contradicho permanentemente por el mal, el sufrimiento y la corrupción». En este sentido, el Santo Padre ha señalado que «casi parece que el diablo quisiera ensuciar permanentemente a la creación, para contradecir a Dios y hacer irreconocible su verdad».
Así, ha reiterado a los cardenales que «creer no es otra cosa que, en la oscuridad del mundo, tocar la mano de Dios, y así, en silencio, escuchar la palabra y percibir el amor».
Por último, Benedicto XVI ha dado nuevamente las gracias al cardenal Ravasi, manifestando el deseo de «hacer otras caminatas en este universo misterioso de la fe, para ser cada vez más capaces de rezar, proclamar, anunciar y ser testigos de la verdad, que es bella y que es amor».