El presidente de Cuba, Raúl Castro, fue ratificado ayer para su segundo y último mandato presidencial, que inicia con Miguel Díaz-Canel, de 52 años, como primer vicepresidente del país comunista, en un significativo paso de renovación para configurar «la dirección futura» de la isla.
Como era previsible, el general Castro, de 81 años, fue reelegido por la Asamblea Nacional de Cuba para otro quinquenio, aunque confirmó que será su última gestión presidencial.
También avanzó una reforma constitucional que incluirá la limitación de los mandatos políticos a diez años y se establecerá una edad máxima para ocupar las principales responsabilidades del país.
Especialmente relevante fue la elección de Miguel Díaz-Canel como número dos del Gobierno, con su nombramiento como primer vicepresidente del Consejo de Estado y del Consejo de Ministros, cargos en los que sustituye al histórico dirigente José Ramón Machado Ventura.
Relevo generacional
Raúl Castro enmarcó el ascenso de Díaz-Canel en la necesidad de articular el relevo generacional y pareció enfilar al nuevo número dos del Gobierno en el camino de la sucesión.
«Debe garantizarse en la cúspide del poder estatal y gubernamental la unidad ejecutiva frente a cualquier contingencia por la pérdida del máximo dirigente, de manera que se preserve, sin interrupciones de ningún tipo, la continuidad y estabilidad de la nación», afirmó.
El presidente cubano dijo que esa decisión reviste «particular trascendencia histórica» y «representa un paso definitorio en la configuración de la dirección futura del país, mediante la transferencia paulatina y ordenada a las nuevas generaciones de los principales cargos».
Ese proceso de traspaso de poder a las nuevas generaciones deberá concretarse en el próximo quinquenio, añadió.
El presidente cubano elogió las cualidades de Díaz-Canel, que, según dijo, «no es un advenedizo ni un improvisado».
Además de Castro y Díaz-Canel, la Asamblea Nacional de Cuba designó a los cinco vicepresidentes del Consejo de Estado y a sus restantes 23 miembros.