El expresidente de Francia Nicolas Sarkozy pidió ayer a los militantes y simpatizantes de la conservadora UMP que se movilicen por la formación, después de que el Consejo Constitucional invalidara sus cuentas de la campaña de 2012 y privara a ese partido de una ayuda de más de 10 millones de euros.
«Esta situación inédita en la V República pone en peligro la formación que debe preparar la tan necesaria alternancia al socialismo», aseguró a través de su página de la red social Facebook, en la que incluye un enlace para hacer una donación económica al partido.
Ante la delicada situación económica de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), el ex jefe del Estado francés llama a la movilización tanto a los militantes como a «todos los que están comprometidos con el pluralismo».
Según el Consejo Constitucional, Sarkozy gastó en esa campaña casi 23,1 millones de euros frente al techo de gasto autorizado de 22.509.000 euros, y con su dictamen pierde el derecho de reembolso del 47,5 % de esa suma por las irregularidades.
«Se aplica un principio nuevo: por un exceso de 400.000 euros, es decir, el 2,1 % de las cuentas de campaña, se aplica una sanción del 100 %, es decir, 11 millones de euros», se queja Sarkozy.
El expresidente conservador (2007-2012) lamentó que el partido al que votaron «uno de cada dos franceses» en las elecciones presidenciales del pasado año vaya a ser la única formación política no reembolsada por el Estado, después de que la sentencia del Constitucional reafirmara el dictamen de la Comisión Nacional de Cuentas de Campaña y de Financiación Política.
Los llamados 'sabios' del Constitucional entienden que Sarkozy cargó al Estado y a su partido parte de los gastos propios de su campaña, como reuniones preparatorias, desplazamientos, sondeos electorales y la publicación de folletos políticos.
Entre esos sobrecostes no reflejados en la contabilidad de Sarkozy destaca el gran mitin que el entonces presidente en ejercicio dio en marzo de 2012 ante unos 50.000 simpatizantes de su partido en Villepinte, a las afueras de París.
Ese mitin tuvo un coste de unos 3 millones de euros, de los que Sarkozy cargó la mitad a su partido, con el argumento de que la formación había celebrado una reunión en ese lugar por la mañana.
Los órganos de control tampoco aceptan que los mítines que el entonces presidente ofreció en Toulon, en diciembre de 2011, y en Fessenheim, en febrero de 2012, queden fuera de la contabilidad oficial bajo el argumento de que Sarkozy no había anunciado aún su candidatura de manera oficial.