El Péntagono ha ampliado sus planes del posible ataque a Siria, que ahora incluyen una fuerte descarga de misiles durante tres días tanto desde el mar como desde el aire, informó hoy el diario Los Angeles Times.
«Habrá diferentes rondas de ataque y una evaluación después de cada una de ellas, pero todo dentro de 72 horas y con una clara indicación de cuándo hemos concluido», indicó un funcionario militar al periódico angelino, que pidió mantener el anonimato al comentar los nuevos planes.
De este modo, todo parece indicar que EE.UU. prevé que el ataque conlleve más intensidad de la planteada en un primer momento, para poder tener un impacto mayor sobre las fuerzas del régimen de Bachar al Asad, que se han ido dispersando en las últimas semanas.
En principio, se desplazaron al este del Mediterráneo cinco destructores cargados de misiles Tomohawk, que serían las armas utilizadas para bombardear objetivos militares en Siria.
Sin embargo, el Pentágono incluye ahora entre los escenarios posibles también el empleo de bombarderos B-2 y B-52 de la fuerza aérea para complementar estos ataques.
De acuerdo a estas informaciones, la Casa Blanca solicitó la pasada semana que se extendiese el número de objetivos militares más allá de los 50 identificados en una primera lista.
Esta información se conoce cuando el presidente de EE.UU., Barack Obama, y altos cargos de la Administración, tratan de presionar a los legisladores demócratas y republicanos para que apoyen una intervención militar «limitada» en Siria en respuesta al supuesto uso de armas químicas por parte del régimen de Bachar al Asad.
Obama ofrecerá mañana una serie de entrevistas televisivas para insistir en la importancia de atacar Siria y el martes ofrecerá un discurso a la nación para ahondar en este mensaje.
El mandatario estadounidense ha solicitado al Congreso autorización para ordenar este ataque, pero por el momento no parece haber convencido a una clara una mayoría de los congresistas, que han expresando sus dudas acerca de la intervención.