Las autoridades estadounidenses tratan de rebajar la gravedad de las denuncias de sus aliados por el espionaje, mientras los principales diarios del país apartan la polémica de sus primeras páginas y varios legisladores republicanos critican la actitud «defensiva» de la Casa Blanca.
Pese a la polémica generada, ni el periódico «The Washington Post» ni «The New York Times» llevan en sus portadas de hoy las acusaciones de espionaje masivo por parte de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA, en sus siglas en inglés), que han generado un gran escándalo en Europa.
Entre las revelaciones, se incluiría el haber pinchado los teléfonos móviles de varios líderes europeos durante años, entre ellos el de la canciller alemana, Angela Merkel.
Desde la pasada semana, los funcionarios estadounidenses han buscado calmar a los aliados europeos y rebajar la tensión, en medio de las nuevas revelaciones a la prensa filtradas por el exanalista de la CIA Edward Snowden, que se encuentra actualmente refugiado en Moscú.
El propio presidente de Estados Unidos, Barack Obama, habló con Merkel para asegurarle que Washington «no está supervisando ni supervisará las comunicaciones de la canciller», indicó Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.
Asimismo, Obama ha solicitado revisar la política de espionaje y respetar a los aliados, explicó Lisa Monaco, asesora presidencial de contraterrorismo y seguridad nacional.
«Hoy el mundo está altamente interconectado y el flujo de información no tiene precedentes. Es por ello que el presidente nos ha pedido revisar nuestras capacidades de vigilancia, con respeto a nuestros socios extranjeros», aseguró Mónaco el viernes.
En paralelo, y durante toda la semana, Washington ha repetido de manera insistente la misma postura: la recogida de información es algo que hacen todas las naciones y los estadounidenses «recopilan la misma clase que otros países».
Sin embargo, estos intentos de calmar el enojo al otro lado del Atlántico han provocado la reacción de varios legisladores republicanos, quienes han criticado la estrategia defensiva de la Casa Blanca.
«Creo que el presidente debería dejar de pedir perdón, dejar de estar a la defensiva», dijo Peter King, legislador republicano por Nueva York, en una entrevista hoy en el canal NBC.
Según King, «no tenemos los programas de inteligencia por diversión» y «los utilizamos para recoger información valiosa, que nos ayuda no solo a nosotros, también a los europeos"
En la misma línea se expresó Mike Rogers, el presidente del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y legislador por Michigan, quien calificó de «cínicas» las protestas de los países europeos.
«Esta idea de que vamos tras de alguien cuando la realidad es que es protección legítima de nuestros intereses nacionales es cínica», sostuvo Rogers en el programa «State of the Union» de la cadena CNN.
Por ello, defendió la utilidad de los programas de espionaje de la NSA.
«Son una buena cosa. Protegen la seguridad de Estados Unidos, protegen la seguridad de nuestros aliados europeos», agregó.
También lo hizo el exvicepresidente de EEUU entre 2001 y 2009, el republicano Dick Cheney, quien reconoció que las filtraciones de Snowden son «dañinas» para Washington y remarcó en el canal ABC que las actividades de inteligencia son importantes para llevar a cabo la política exterior del país.