El bloque conservador de la canciller alemana, Angela Merkel, y el Partido Socialdemócrata (SPD) suscribieron ayer un acuerdo de gobierno de coalición marcado por el gasto social y las inversiones millonarias, sin subida de impuestos y sin incremento de deuda.
El pacto deberá superar el filtro de la realidad financiera y el imprevisible resultado de la consulta a la militancia socialdemócrata, que decidirá el destino de la gran coalición en un referéndum vinculante cuyo resultado se conocerá el 14 de diciembre.
«Yo estoy tranquila y hago mi trabajo», señaló Merkel en la multitudinaria rueda de prensa que protagonizó en Berlín junto al secretario general del SPD, Sigmar Gabriel, y el líder de los conservadores bávaros de la CSU, Horst Seehofer.
Tercera legislatura
La sombra de la consulta a los más de 470.000 afiliados del SPD planeó sobre la comparecencia de los tres dirigentes políticos, que no obstante se mostraron convencidos de que la canciller será investida para una tercera legislatura por el Bundestag (Parlamento) el 17 de diciembre, como está previsto.
Más de dos meses después de los comicios y tras más de un mes de negociaciones, los tres presentaron el acuerdo de 185 páginas cerrado en la madrugada de ayer, en el que consiguieron engarzar los principales compromisos electorales de sus respectivos partidos.
«Hoy, como hace 150 años, los socialdemócratas quieren mejorar la vida de los ciudadanos. Este acuerdo de coalición la hace mejor y fortalece a Alemania y a Europa. Por ello, los militantes del SPD lo aprobarán con seguridad», subrayó Gabriel ante las dudas surgidas.
Su confianza se asienta en la inclusión en el acuerdo de su promesa estrella en campaña: un salario mínimo interprofesional de 8,5 euros la hora que se plasmará en una ley en 2005, aunque podrá haber un periodo de transición de dos años.
El SPD logró también que Merkel aceptara la doble nacionalidad para los hijos de inmigrantes nacidos en Alemania, un proyecto largamente demandado por la amplia comunidad turca residente en el país.