Las fuerzas de seguridad paquistaníes pusieron fin cerca del mediodía de ayer al ataque suicida lanzado por un comando talibán contra el aeropuerto de Karachi, el mayor del país, con un resultado de 30 muertos, entre ellos los 13 asaltantes.
El ataque comenzó poco antes de la medianoche del domingo cuando los asaltantes accedieron al recinto en una furgoneta vestidos con uniformes de la guardia aeroportuaria, lo cual les permitió burlar los controles de seguridad exteriores.
Luego, según una fuente policial, el comando pasó por el área de facturación y se adentró hacia la zona de espera de pasajeros, donde los asaltantes abrió fuego contra la seguridad aeroportuaria.
Uno de los talibanes fue muerto y el resto de atacantes se abrieron paso hacia las pistas y los hangares, donde intentaron sin éxito incendiar los camiones cisterna de combustible y entablaron un tiroteo con las fuerzas de seguridad.
El asalto suicida, similar al efectuado por un comando talibán hace tres años en una base aérea de Karachi, sembró la confusión en el aeropuerto, que fue cerrado de inmediato y que permaneció sellado durante las casi doce horas que duró el asalto.
Los explosivos detonados por el comando provocaron incendios y columnas de humo visibles desde kilómetros de distancia.
El comando fue quedando diezmado a medida que sus integrantes eran matados o se hacían estallar al encontrarse acorralados, y un último grupo de tres talibanes se atrincheró en un hangar de la compañía aérea local Shaheen.
Dos de ellos se inmolaron con cargas explosivas y el tercero continuó disparando hasta que fue alcanzado por los disparos de las fuerzas de seguridad poco antes del mediodía local.
Según una fuente policial, el asalto costó la vida a 30 personas, entre ellos los 13 atacantes, nueve miembros de la seguridad del aeropuerto, tres de las fuerzas de seguridad y cinco trabajadores.