Las fuerzas afganas lanzaron este martes una ofensiva para recuperar Kunduz (norte) con apoyo aéreo de Estados Unidos en una operación en la que han logrado retomar algunas partes de la ciudad ocupada el lunes por los talibanes, mientras la cifra de muertos supera el centenar y hay casi 200 heridos.
El presidente de Afganistán, Ashraf Gani, afirmó que la situación en la capital de la provincia de Kunduz está bajo control, aunque continúa la operación militar para liberar la ciudad después de que este lunes fuera tomada por los insurgentes en su mayor logro militar desde la caída del régimen talibán en 2001.
«Las fuerzas de seguridad han logrado progresos. Algunos edificios gubernamentales han sido recuperados», dijo Gani en rueda de prensa en Kabul.
El mandatario indicó que los talibanes están utilizando a los civiles como «escudos humanos» y que sus órdenes son «prestar atención a las vidas de los civiles», por lo que el Ejército no puede bombardear la ciudad, clave para las comunicaciones del norte del país.
Según la versión oficial, los atacantes fueron expulsados de edificios como la sede de la Policía y la prisión provincial, en varias zonas del sur de la ciudad, donde esta situado el puesto de comando de la operación en el aeropuerto, a unos diez kilómetros.
Sin embargo, a mediodía los combates redujeron su intensidad y buena parte de Kunduz seguía en manos de los insurgentes, según explicó el portavoz de la Policía local, Sayd Sarwar Hussaini.
«Los talibanes estaban intentando trasladar armas, municiones y otras mercancías de oficinas gubernamentales en vehículos capturados a las fuerzas de seguridad de la ciudad a otro distrito», pero los cargamentos fueron destruidos en los bombardeos de fuerzas afganas, añadió el portavoz.
El Ministerio de Defensa afgano había asegurado previamente que recibieron refuerzos y estaban haciendo progresos sobre el terreno ante una «débil resistencia» talibana.
Estados Unidos, que mantiene a cerca de 10.000 soldados en el país, se sumó al operativo militar con un ataque aéreo contra objetivos talibanes en la provincia de Kunduz.
«Las tropas estadounidenses lanzaron un ataque aéreo para eliminar la amenaza contra la coalición y las fuerzas afganas en el área», explicó el portavoz de las tropas de EEUU en Afganistán, el coronel Brian Tribus.
El portavoz talibán, Zabihullah Mujahid, aseguró sin embargo en un comunicado que este ataque fue contra objetivos «equivocados» y los insurgentes no sufrieron bajas.
Mujahid indicó que la situación en Kunduz es «normal» y los refuerzos enviados a las fuerzas de seguridad no pudieron entrar en la ciudad tras ser retenidos en la vecina Baghlan.
«El comienzo del contraataque enemigo no es cierto, los muyahidines defenderán valientemente la ciudad», aseveró.
Un médico habitante de Kunduz que prefirió no ser identificado dijo por teléfono que los talibanes todavía patrullan la ciudad con vehículos tomados a las fuerzas de seguridad.
«Todavía estoy en casa y no me atrevo a salir a la calle, no sé lo que nos harán los talibanes», relató.
Desde la toma de la ciudad, al menos 119 personas murieron, entre ellas 103 talibanes, 10 miembros de fuerzas de seguridad y 6 civiles, mientras que otras 193 resultaron heridas, según informaron fuentes de la Policía y del Ministerio de Sanidad afgano.
Guilhem Molinie, el jefe de Médicos Sin Fronteras en Afganistán, organización que dirige el único hospital operativo en estos momentos en Kunduz, dijo que desde el inicio de la ofensiva han recibido 14 cadáveres y a 171 heridos, 47 de ellos en estado crítico.
Detalló que 46 de los heridos son niños y 28, mujeres, y que la mayoría de los supervivientes tienen impactos de bala o fueron afectados por explosiones.
La toma de Kunduz por los talibanes se produjo en vísperas del primer aniversario de Gani como presidente, que cumple hoy un año en el poder con una creciente situación de pérdida de seguridad y ralentización económica mientras se produce la salida de las tropas extranjeras del país.
La OTAN mantiene a unos 4.000 militares en Afganistán en el marco de la misión Apoyo Decidido, de asistencia y capacitación a las tropas afganas.
Por su parte, Estados Unidos mantiene un dispositivo de combate que incluye a 9.800 militares que permanecerán en principio hasta final de año después de que el presidente estadounidense, Barack Obama, decidiese ralentizar su salida del país.