El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, ha declarado este miércoles que está dispuesto a pagar para que los miles de inmigrantes africanos que viven en el país lo abandonen, amenazándolos con la cárcel a partir de abril.
Netanyahu ha hecho estas declaraciones en una reunión de Gobierno, en la que ha asegurado que una barrera construida en 2013 a lo largo de la frontera con Egipto frenó el ingreso en el país de «inflitrados ilegales» africanos, cuando ya habían cruzado la frontera a través del desierto alrededor de 60.000 personas, la mayoría de ellas procedentes de Eritrea y Sudán del Sur, que huyen de la guerra y la persecución, así como de las dificultades económicas.
El proyecto ofrece a los inmigrantes africanos un pago de 3.500 dólares (alrededor de 2.900 euros) del Gobierno israelí y un billete aéreo gratuito para regresar a casa o ir a «terceros países», en el caso de países como Ruanda y Uganda. «Hemos expulsado a unos 20.000 inmigrantes y ahora la misión es sacar al resto», ha dicho Netanyahu.
Un funcionario de Inmigración, que ha solicitado permanecer bajo el anonimato, ha asegurado que hay alrededor de 38.000 inmigrantes viviendo ilegalmente en Israel, mientras que 1.420 personas se encuentran en centros de detención. «Antes de que termine marzo, aquellos que abandonen voluntariamente el país recibirán un pago que se reducirá con el tiempo», ha dicho.
Muchos de los inmigrantes ilegales han vivido durante años en Israel y tienen empleos mal remunerados que muchos israelíes evitan. Israel ha concedido asilo a menos del uno por ciento de los solicitantes y cuenta con años de retraso en la respuesta a solicitudes. Diversos grupos de defensa de los Derechos Humanos han acusado a Israel de tener una motivación política para provocar los retrasos y han asegurado que está denegando solicitudes legítimas.
Netanyahu ha dicho que la presencia de inmigrantes en Israel es una amenaza para el tejido social y el carácter judío del país, mientras que uno de los ministros se ha referido a ellos como «un cáncer».
Teklit Michael, un solicitante de asilo de 29 años procedente de Eritrea que vive en Tel Aviv, ha declarado, en respuesta al plan israelí, que pagar dinero a otros gobiernos para que reciban a los africanos es similar al «tráfico de personas y el contrabando». «No sabemos lo que les espera en Ruanda y Uganda», ha dicho Michael a Reuters. «Ahora prefieren quedarse en prisión en Israel», ha asegurado.
Netanyahu ha aludido al gran número de inmigrantes africanos en los barrios más pobres de Tel Aviv, donde ha asegurado que los «residentes veteranos --los israelíes-- ya no se sienten seguros». «Estamos cumpliendo nuestra promesa de restaurar la calma y la sensación de seguridad personal, así como la ley y el orden para los residentes del sur de Tel Aviv y de muchos otros vecindarios», ha dicho Netanyahu.