La Cámara de representantes de Estados Unidos ha remitido este lunes al Senado el artículo de acusación contra el expresidente Donald Trump por "incitar a la rebelión" durante los disturbios y el asalto al Capitolio del pasado 6 de enero, desencadenando así de manera formal el inicio de un nuevo juicio político en su contra, el segundo en menos de un año.
El representante por Maryland, Jamie Raskin, secundado por otros ocho compañeros demócratas de la Cámara, ha sido el encargado de leer estas acusaciones en el Senado, que deberá ahora decidir si comienza un proceso para condenar a Trump, que en caso de que sea así sería inhabilitado para ejercer cargos públicos, cuando se especula acerca de su posible candidatura para las presidenciales de 2024.
No obstante, la votación el Senado se retasará hasta previsiblemente el próximo 8 de febrero, después de que el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer, y su homólogo de la minoría republicana, Mitch McConnell, acordaran otorgar más tiempo al equipo legal de Trump para que pudiera preparar su defensa.
A LA ESPERA DE MARCAR LAS REGLAS DEL 'IMPEACHMENT'
Por primera vez en más de 230 años de historia, el Senado ha recibido una acusación para llevar a cabo un juicio político contra un antiguo inquilino de la Casa Blanca, aunque demócratas y republicanos todavía tienen que acordar cómo se realizará.
Schumer y McConnell deben todavía establecer la estructura básica del juicio, como los plazos, aunque ambas partes quieren que su duración sea menor a la del 'impeachment' del año pasado que duró tres semanas, la presentación de testigos, e incluso una posible moción para desestimar el proceso desde su inicio.
En caso de que ambos no alcancen un acuerdo, los demócratas podrían hacer valer su exigua mayoría, con el voto de Kamala Harris, y aprobar en el Senado una resolución para establecer los parámetros y la estructura del 'impeachment', como ya hicieran los republicanos el año pasado cuando contaban con el control de la cámara.
DIVISIÓN EN EL PARTIDO DEMÓCRATA
Es precisamente la cuestión de presentar testigos, o no, la parte que más divide a los demócratas. Unos consideran que ralentizaría el proceso, puesto que hay numerosas evidencias de lo que se acusa a Trump en los medios de comunicación, mientras que otros consideran que es necesario.
"Es un juicio falso si dices de antemano que no habrá testigos ni documentos", ha defendido el senador demócrata por Virginia, Tim Kaine, publica el diario 'Politico'. "El juicio político es algo muy serio. Si quienes acusan o la defensa quieren presentar testigos, deberían poder hacerlo".
Sin embargo, para otros demócratas, como el senador por Connecticut, Richard Blumenthal, "la evidencia más poderosa son las propias palabras de Donald Trump", por lo que el Senado no debería tardar demasiado en sacar adelante el proceso, teniendo en cuenta las otras tareas que tiene por delante, como el debate de las medidas para combatir el coronavirus y la confirmación de las propuestas del gabinete del presidente, Joe Biden.
La Cámara de Representantes de Estados Unidos, de amplia mayoría demócrata, aprobó el pasado 13 de enero iniciar un 'impeachment' contra Donald Trump, en una votación en la que hasta diez republicanos dieron su apoyo.
Sin embargo, la escasa mayoría de la que dispone el Partido Demócrata en el Senado --sólo puede alcanzarse con el voto de desempate de la vicepresidenta, Kamala Harris-- les obliga a contar con al menos el apoyo de 17 senadores republicanos para que la iniciativa del 'impeachment' pueda salir adelante.
En caso de que sea así, Trump se convertirá en el primer presidente de Estados Unidos en ser sometido a dos procesos de este tipo después de que en febrero de 2020 fuera absuelto tras ser acusado de abuso de poder y obstrucción al Congreso por presionar a dirigentes de Ucrania para que investigaran a Joe Biden y a su hijo Hunter por sus actividades empresariales.