El PP se ha propuesto reformar en profundidad el sistema educativo con dos premisas, mejorar la calidad y favorecer la competitividad, y así, aboga por evaluaciones externas hechas por el Estado y las comunidades, o por prohibir que un alumno de Bachillerato pase de curso con más de dos suspensos. En su propuesta para la reforma del modelo educativo, que ayer presentaron en Toledo el presidente del partido, Mariano Rajoy, y la secretaria general, María Dolores De Cospedal, aunque sin desgranar con detalle su contenido, el PP incluso aborda cuestiones como Educación para la Ciudadanía, que elimina de Primaria, que retoca en Secundaria y que sustituye por Filosofía en Bachillerato.
El número uno del PP y su número dos enumeraron, en presencia de los ex ministros del ramo en época de José María Aznar -Esperanza Aguirre, Pilar del Castillo y el propio Rajoy- las premisas sobre las que guiar la reforma: garantía de que el castellano se imparte en toda España, que los profesores son autoridad y que la calidad del modelo actual hay que mejorarla. Ayer mismo el PP trasladó la propuesta al titular de Educación, Àngel Gabilondo, con el fin de despejar el camino para un pacto de Estado, un objetivo que el líder de los populares consideró imprescindible y en el que a su juicio «no hace falta» que se involucre el jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero.
A lo largo de 26 folios y con la firma de los consejeros de Educación de las comunidades en las que gobierna, el PP quiere, por ejemplo, que al final de cada etapa educativa de primaria y secundaria el Estado y las administraciones educativas en cada comunidad efectúen una evaluación nacional externa a todos los alumnos y a todos los centros.
La finalidad de la iniciativa consiste, según consta en el documento, en «comprobar el grado de adquisición de los conocimientos y competencias básicas» fijados por el Ministerio de Educación y quiere reducir la ESO y ampliar el Bachillerato para dirigir a los rezagados a Formación Profesional.