El Govern ha blindado por primera vez el monumento a Rafael Casanova en Barcelona, que no exhibía la bandera independentista, para evitar las habituales protestas de radicales en la celebración de la Diada de este año, una jornada cívica y festiva marcada por la cercanía de las elecciones.
Si bien la tradicional ofrenda ha perdido tensión reivindicativa por la ampliación del perímetro de seguridad al monumento, el acto organizado por el Govern y el Parlament en el parque de la Ciutadella de Barcelona ha reunido a unos 15.000 catalanes que han seguido una serie de actos culturales para reivindicar el catalán.
El trasfondo de la crisis, que marcó la Diada del año pasado, se ha colado en la ofrenda floral a la tumba de Rafael Casanova en la iglesia de Sant Baldiri de Sant Boi de Llobregat (Barcelona), en donde medio centenar de trabajadores de SAS han protestado ante el presidente catalán, José Montilla, por el cierre de su empresa.
Además, los líderes sindicales catalanes, Josep Maria Alvarez (UGT) y Joan Carles Gallego (CCOO), han aprovechado la Diada para hacer un llamamiento a la huelga general del 29 de septiembre.
Sin abucheos
Sin los abucheos e insultos de otros años, el presidente catalán, José Montilla, y el Govern han abierto las ofrendas florales a Casanova de las delegaciones de partidos y entidades catalanas, en las que ha destacado la presencia del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, que dejará el Gobierno tras la jornada de huelga general para incorporarse a la candidatura del PSC.
La cercanía de la cita electoral del 28 de noviembre y las réplicas de los candidatos a la Generalitat al discurso institucional de Montilla pronunciado ayer, ha sido el hilo conductor de las intervenciones políticas.
El líder de CiU, Artur Mas, y el secretario general de la federación, Josep Antoni Duran Lleida, han tildado de «electoralista» a Montilla por un discurso que tampoco ha gustado a ERC, y en el que el 'president' defendió que la «unión» y la «concordia» con España se imponga frente a la «pulsión separadora» de quienes intentan dinamitar los puentes con el resto del Estado.
Mas ha reprochado que el discurso de Montilla fuese «más de partido que de país» porque no iba en la línea de «unir más a la gente» sino que incluía reproches a la «pulsión separadora» de algunos sectores del catalanismo.
Visión partidista
El líder de ERC, Joan Puigcercós, ha reprochado por su lado a Montilla su «visión demasiado partidista», y le ha replicado que la voluntad «mayoritaria» de la sociedad catalana es decidir su futuro.
Puigcercós ha liderado la ofrenda de la delegación de Esquerra al monumento a Casanova, para lo que ha tenido que adelantar en el último momento a la delegación de Solidaritat Catalana per la Independencia para realizarla antes que su líder, Joan Laporta.
La presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, que no ha acudido a la ofrenda floral al igual que Ciutadans, ha dicho que «el próximo Govern tiene que hacer una profunda reflexión sobre la celebración de la Diada», y ha pedido un 11 de septiembre en donde no todos los actos sean de perfil reivindicativo.