La remodelación del Gobierno suscitó el respaldo de los socialistas, las críticas de los representantes del PP y el escepticismo de otras fuerzas políticas y sociales.
El presidente del PP, Mariano Rajoy, aseguró que lo que España necesita en este momento no es el reajuste, sino la convocatoria anticipada de elecciones generales, porque es insuficiente que se cambien los «músicos» pero no «el director de orquesta ni la partitura».
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, considera que los cambios en el Gobierno «parecen» tener el objetivo de «reforzar el perfil político» y «no de llevar a cabo las reformas que España necesita».
«Cosmética»
El presidente de La Rioja, Pedro Sanz Alonso, afirmó que los cambios anunciados son «cosméticos» y generan «un Gobierno en liquidación por cierre».
El presidente de Cantabria, Miguel Angel Revilla, considera que el reajuste del Gobierno, con Alfredo Pérez Rubalcaba al frente de la vicepresidencia primera y de Interior, es «una jugada que despeja el camino del sucesor» de José Luis Rodríguez Zapatero, si éste no se presenta a la elecciones.
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, considera que la remodelación del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, es «muy acertada», supone «un cambio de rumbo en la buena dirección» y avala sus «planteamientos».
El presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, dijo, tras trascender que será propuesto como nuevo secretario de Organización del PSOE, que el partido empieza «un momento nuevo» ante el que todos deben «ponerse las pilas».
El presidente del Gobierno de Navarra, Miguel Sanz, considera que la sustitución de la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, por el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, supone un «cambio sustancial en la imagen del Gobierno».
El portavoz parlamentario de IU, Gaspar Llamazares, aseguró que es un nuevo «giro conservador» y un cierre de filas «frente a la crítica y la contestación social»