El Gobierno ha recuperado el impuesto sobre el patrimonio para alrededor de 160.000 contribuyentes que cuentan con bienes con un valor conjunto superior a 700.000 euros, lo que supone multiplicar casi por siete el mínimo exento que existía hasta 2008 cuando desapareció el tributo. Estarán sujetos a gravamen inmuebles, vehículos, depósitos y cuentas corrientes, acciones y fondos de inversión, deuda pública o seguros de vida, entre otras cosas, si bien la vivienda habitual -principal capital de muchos españoles- tributará sólo a partir de los 300.000 euros, lo que supone doblar el mínimo exento.
También forman parte del patrimonio las rentas temporales y vitalicias, joyas, pieles, algunos objetos de arte y antigüedades, y los derechos de propiedad intelectual o industrial.
Carácter temporal
El Consejo de Ministros de hoy reactivará este tributo con carácter temporal para los ejercicios 2011 y 2012 a través de un decreto ley que no modificará la estructura del impuesto, que en la práctica había desaparecido puesto que llevaba tres ejercicios bonificado a cien por cien.
Su gestión y recaudación seguirá dependiendo de las comunidades autónomas, que conservan la facultad para adaptarlo a su conveniencia e incluso para mantenerlo bonificado, como es la intención de Murcia o de la Comunidad Valenciana. El Ejecutivo calcula que si se aplicara por igual en toda España los ingresos llegarían a 1.080 millones de euros anuales.