La religiosa María G.V., conocida como Sor María ha remitido este jueves una carta pública donde remarca que son «rotundamente falsos» los hechos por los que se le acusa en el proceso que se le investiga por el presunto robo de una niña en la Clínica Santa Cristina de Madrid en marzo de 1982.
Además, la imputada en este caso ha añadido que «jamás ha tenido conocimiento de la separación de un recién nacido de su madre biológica», para enfatizar que esa posibilidad le «repugna en lo más hondo de su ser» y la considera «inadmisible» e «injustificable».
Sor María explica que ha remitido esta carta abierta ante la expectación mediática suscitada por su comparecencia en los juzgados y para dejar constancia de su inocencia.
En la misiva subraya que ha dedicado toda su vida a ayudar «a los más necesitados» de forma «desinteresada» como la forma de «hacer realidad» sus profundas convicciones religiosas.
Finalmente, la religiosa muestra su esperanza de que esta situación que padece se resuelva «a la mayor brevedad» y ha querido agradecer los apoyos que ha recibido hasta la fecha.
Negativa a declarar
La religiosa se ha acogido hoy a su derecho a no declarar en su comparecencia ante el titular del Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid, Adolfo Carretero, que investiga la causa de los «niños robados», han informado fuentes jurídicas.
La monja, que estaba citada en calidad de imputada en los Juzgados de Plaza de Castilla, permanece aún en una sala del edificio custodiada por agentes policiales, encargados expresamente de que no se produzcan incidentes a su salida, dada la gran expectación mediática que ha producido su comparecencia.
Sor María, con el hábito de las Hermanas de la Caridad, acudió al Juzgado poco después de las ocho de la mañana acompañada por otra monja de la congregación.
La religiosa, que tiene cerca de 80 años y vive en un convento de las hermanas de la Caridad en Madrid, es la primera imputada que declara ante el juez después de que el magistrado recibiera la denuncia de la Fiscalía de Madrid sobre el caso de María Luisa Torres, una madre que acusa a la monja de haberle arrebatado a la hija que tuvo en marzo de 1982 en la clínica madrileña Santa Cristina.
La monja trabajaba como asistente social en ese hospital cuando, según la denunciante, ocurrieron los hechos.
El pasado día 3 María Luisa Torres, que declaró como testigo ante el juez, ratificó su denuncia y explicó que sor María le quitó a su bebé por «adúltera», ya que el padre no era su marido, después de haber intentado engañarla diciéndole que la niña había fallecido en el parto.
La comparecencia de sor María en el Juzgado coincide con la reunión que las asociaciones de afectados por los casos de «niños robados» van a mantener hoy con los ministros del Interior, Justicia y Sanidad, Jorge Fernández, Alberto Ruiz-Gallardón y Ana Mato, respectivamente, además de con el fiscal general del Estado, Eduardo Torres-Dulce.