Un año después de las elecciones que llevaron a Mariano Rajoy a La Moncloa, el PP se ve a sí mismo como un partido «muy unido» y defensor en su conjunto de las medidas que está tomando el Gobierno contra la crisis. Sin preocuparle, asegura, el coste electoral que puedan tener.
Son palabras del vicesecretario general de Organización del partido, Carlos Floriano, quien hace balance de este año y subraya que tras ocho años en la oposición los populares se han adaptado «muy bien y muy pronto» a su nuevo rol de partido en el Gobierno, como segundo interlocutor con la ciudadanía tras el Ejecutivo.
En el PP, dice Floriano, entienden que la situación económica sigue siendo muy difícil y también la desafección, cada vez mayor, de los ciudadanos con sus gobernantes en un momento como éste, pero creen que hay una diferencia con la etapa socialista: de un país «a la deriva» se ha pasado a otro «con un rumbo y gobernado».
Y como cree que las medidas del Gobierno acabarán dando fruto, espera que su partido vuelta a contar con la confianza mayoritaria de los ciudadanos.
Los populares están volcados en ser ese segundo interlocutor que explique las actuaciones puestas en marcha por el Gobierno.