La presidenta del PP del País Vasco, Arantza Quiroga, abogó ayer por alcanzar «acuerdos comunes entre demócratas» para dejar claro el hecho «obvio» de que el «horror» sembrado por ETA no admite «equidistancias posibles», ni «responde a ninguna causa o conflicto político».
Quiroga confesó que le «revienta» que algunas formaciones políticas no entiendan este hecho, durante la celebración ayer en Ermua del dieciséis aniversario del secuestro y asesinato del edil del PP Miguel Ángel Blanco.
«ETA no nos ha representado, ni nos representará jamás. Y puesto que ningún vasco de bien se siente representado por ETA, rompamos definitivamente los vascos con todo su horror y exijamos a quienes se resisten a reconocerlo que rompan amarras: digamos todos los vascos que los verdaderos enemigos de Euskadi fueron ETA y sus cómplices», apeló.
Junto a la hermana del edil asesinado, Mari Mar Blanco, y el presidente del PP de Bizkaia, Antón Damborenea, Quiroga consideró «necesario» recordar «el papel que jugaron quienes ahora pretenden diluir responsabilidades y repartir culpas».
Tras una ofrenda floral realizada a Blanco junto al monumento a las víctimas del terrorismo de Ermua, Quiroga reprochó que algunas formaciones pretendan hacer creer que «la idea del conflicto tiene dos bandos» y «unos y otros tienen distintas responsabilidades. Yo nunca fui chivato de nadie, y ni yo ni mis compañeros hicimos nada para que mataran a nadie. Ni yo ni los vascos nos sentimos cómplices de nada ni nadie para asesinar vilmente, como ETA hizo a ciudadanos inocentes», recalcó.
Por su parte, Mari Mar Blanco afirmó que la sociedad vasca vive la «esperanza de escribir la última página del relato final de ETA», pero aseguró que esta redacción debe hacerse «con tinta donde no tengan cabida ni la equidistancia, ni la ambigüedad, ni el olvido».
Por su parte, el portavoz del PP de Ermua, Fernando Lecumberri, afirmó que su partido «es el de Miguel Ángel Blanco, y no es el partido de Bárcenas, el del trinque y la extorsión».