El ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, asegura que hubiera tenido un hijo con malformaciones graves «sin dudarlo», ya que es una «convicción personal».
En una entrevista con ABC recogida por Efe, Gallardón señala que la ley del aborto, que próximamente iniciará su tramitación parlamentaria, es la más avanzada y progresista que ha hecho el Gobierno y se ha mostrado convencido de que tendrá continuidad en otros países europeos.
Aunque cree que hay «algunos aspectos» del proyecto de ley susceptibles de mejora durante la tramitación parlamentaria, asegura «con rotundidad» que es un texto muy elaborado, que ha delimitado claramente los principios y éstos son «irrenunciables».
«Tengo muy serias dudas de que vaya a tener la oportunidad de poner en marcha una transformación tan extraordinaria como esta: ni túneles, ni Metro, ni el resto de las reformas legislativas...», dice el ministro.
Respecto a si el PP dará libertad de voto a sus diputados, considera que todos los miembros del partido están obligados a cumplir el contrato que firmaron con los ciudadanos cuando aceptaron el programa electoral, en el que figuraba el compromiso de reformar la actual ley.
En otra entrevista que publica La Razón, Gallardón asegura que detrás de la «batalla política» del PSOE, no hay más que «soberbia intelectual por parte de la izquierda, una profunda irritación porque una mayoría social desautorice las medidas que adoptaron mientras estaban gobernando».
Ley de plazos
Entre las razones que esgrime para sustituir la actual ley de plazos por una de supuestos, el titular de Justicia subraya que la norma socialista «deshumaniza absolutamente el drama del aborto, lo considera más como un método abortivo».
Gallardón afirma que la ley «va a acabar con el mito de la pretendida superioridad moral de la izquierda» y subraya que el aborto no es un derecho, es un drama, una tragedia personal para el concebido, para la mujer y para la sociedad.
A pesar de estar convencido de que la nueva ley no va a suponer una pérdida de votos para el PP, subraya que «hay decisiones en la vida política y en la vida en general que no pueden estar sometidas a un interés electoral».
Asegura que «absolutamente» todo el Gobierno apoya la reforma y dice que le gustaría que disminuyese el número de abortos, aunque «sea cual sea la evolución estadística», es «una ley justa, humanista y progresista».