«Los españoles ya no somos rivales los unos de los otros. Somos protagonistas de un mismo camino», ha proclamado el Rey en la entrega de los Premios Príncipe de Asturias, donde hoy también ha dicho que España precisa de un «impulso moral colectivo» y ser una nación «alejada de la división y la discordia».
En su primer discurso como jefe del Estado en la ceremonia de entrega de los galardones que cada año concede la Fundación Príncipe de Asturias, don Felipe ha apostado por «cuidar y favorecer nuestra vida en común», y ha pedido aprender de las «luces» y las «sombras» de la historia de España para no repetir «los errores del pasado».
El Monarca, que ha presidido el acto acompañado de la Reina Letizia, y con su madre, la Reina Sofía, en el palco de autoridades del Teatro Campoamor, ha lanzado mensajes sobre la conveniencia de que los españoles reconozcan sus «intereses y valores comunes», el «caudal de progreso» conseguido «con el empuje de todos» y preserven la «comprensión», el «afecto» y el «respeto» mutuos.
La democracia española, ha enfatizado, «no es fruto de la improvisación, sino de la voluntad decidida del pueblo español de constituir España en un Estado social y democrático de Derecho» donde todos, «ciudadanos e instituciones», ha recalcado, «estamos sometidos por igual al mandato de la ley».
Ha arrancado su primera alocución como Monarca con un emocionado recuerdo a la primera ocasión, en el año 1981, en que con trece años pronunció sus primeras palabras, como Príncipe de Asturias, en esta misma ceremonia.
«Han pasado 34 años durante los cuales ha habido pocas horas de sosiego -ha explicado-; pero, pese a todo, hemos procurado no caer en la tentación de ir hacia lo fácil, de ceder a la banalidad, la impaciencia o el desánimo. No hemos hecho concesiones a la rutina o la complacencia».
Para don Felipe, los premios siguen siendo útiles como «estímulo e inspiración en estos tiempos cruciales, tiempos intensos de renovación, porque a su juicio «la sociedad necesita referencias morales a las que admirar y respetar; principios éticos que reconocer y observar; valores cívicos que preservar y fomentar».
En este sentido, ha apostado por «fortalecer nuestra vida en común» con «esa conciencia social» porque «es con ese necesario impulso moral colectivo con el que se puede y se debe hacer de España una nación ilusionada, llena de vida y de pensamiento».
Esa España futura estará, para el jefe del Estado, «llena de ideas que merezcan la confianza de los ciudadanos, de proyectos que atraigan la mente y la voluntad de todos y conquisten sus corazones».
Porque Felipe VI quiere que esas convicciones sirvan para alejar «el pesimismo, la desconfianza y el desencanto de muchos ciudadanos que demuestran, admirablemente, una capacidad de esfuerzo y de sacrificio digna de todo de respeto».
«Queremos también una España alejada de la división y de la discordia», ha hecho hincapié, para recordar que en su discurso de proclamación del pasado 19 de junio ya habló de la necesidad de «garantizar y revitalizar nuestra convivencia».
Para conseguirlo, ha recordado que el respeto al marco constitucional «es la garantía de nuestra convivencia en libertad», y ha instado a mirar «a nuestra historia» con «serenidad, objetividad y sabiduría».
«Reconozcamos sus luces y sus sombras, y aprendamos de todas ellas para no cometer -para no repetir- los errores del pasado», ha emplazado igualmente ante los 1.500 invitados a la ceremonia.
Ha hecho notar que el progreso logrado en las últimas décadas «jamás lo había alcanzado España en tantos ámbitos» y por ello ha aseverado: «Sintámonos pues orgullos de lo mucho y bueno que juntos hemos hecho».
A la historia compartida, don Felipe ha sumado los sentimientos -"los españoles ya no somos rivales los unos de los otros. Somos protagonistas de un mismo camino», ha afirmado- y por ello se ha mostrado convencido de que la comprensión y el respeto mutuo están arraigados «de norte a sur y de este a oeste».
«Todos esos sentimientos, ni los debemos olvidar nunca, ni mucho menos perder. Al contrario, los tenemos que preservar y alimentar», ha apostillado.
Ha hecho el Rey otra referencia al «enorme sacrificio y esfuerzo» que están haciendo los españoles «para superar todos juntos una de las crisis económicas más profundas de nuestra historia reciente» al instar a todos a «valorar lo que estamos haciendo».
Eso sí, el futuro, ha advertido, es «complejo», aunque «lleno de nuevas oportunidades» y como señaló en su proclamación requiere trabajar en un proyecto «integrador, sentido y compartido por todos, y que mire siempre hacia adelante».
Y con palabras de Miguel de Unamuno y Vicente Ferrer ha terminado su discurso, porque el pensador vasco dijo «haced riqueza, haced patria, haced arte, haced ciencia, haced ética» y el filántropo catalán manifestó que hacer el bien sirve para «llenar una vida».
«Hacer el bien a los demás, señoras y señores, sirve para darle sentido a una vida», ha concluido Felipe VI.