La elevada carga de deberes a los que muchos escolares españoles se enfrentan, y que últimamente está siendo cuestionada desde distintos sectores sociales, puede provocar diversos problemas psicológicos a los menores como, por ejemplo, ansiedad, tristeza o falta de autoestima.
Así lo ha asegurado la doctora y autora del libro La medicina emocional, Marisa Navarro, quien ha avisado de que mandar excesivos deberes a los niños puede aumentar las posibilidades de un fracaso escolar e, incluso, de padecer depresión o de consumir sustancias ilegales.
«Someter a tanta presión a los niños les hace más proclives a padecer ansiedad, y a estar tristes y agobiados, dando por hecho que estar agotado es normal, y convirtiéndoles después en adultos con los mismos trastornos. Además, aprenden que es normal rendirse antes de tiempo. Cuando a los adultos se nos encomiendan muchas tareas, normalmente comenzamos a descartar cosas y a establecer prioridades en función de algún criterio, y al final ocurre que de diez tareas pendientes, decidimos hacer ocho y finalmente acabamos haciendo seis», ha explicado.
Y es que, prosigue, si para el examen entran muchos temas, y si les han mandado muchos ejercicios de varias asignaturas, se centrarán en lo que consideren, en lo que más les gustan, en los que se hagan más rápido o en aquellos para los que tengan tiempo, admitiendo como normal que no pueden llegar a todo, sin ni siquiera intentarlo.
«Otros resolverán mis problemas»
Otro de los problemas que puede acarrear mandar demasiados deberes, es que los niños hagan las cosas rápido sin pensar si están bien o mal. «Sobrecargar de deberes, para los que no se tiene tiempo provoca que en vez de que el niño se sienta tranquilo y aprenda a decidir cual es la mejor solución a un problema, lo que le será de gran ayuda para enfrentar su futuro, opte como mejor opción para acabar con sus quehaceres, por 'escurrir el bulto' de una manera rápida sin pensar si la solución está bien o mal», ha explicado la doctora.
Del mismo modo, Navarro ha avisado de que esta sobrecarga puede hacer que acepten el concepto de que otros resolverán sus problemas, porque los padres, al ser conscientes de la cantidad de deberes de sus hijos, les ayudan mientras estos se dedican a otras cosas.
Asimismo, tener la sensación, desde bien pequeño, de que se puede llegar a todo, provoca a la larga la convicción de que se vale menos que otros. «Los seres humanos somos muy distintos, y unos tendrán más facilidad para hacer unas tareas y otros no, y esto es una realidad que a los adultos nos es más fácil dar por hecho. Pero crecer cada día con la idea de que tus compañeros son capaces de hacer algunas cosas y que no se fomente lo que se sabe hacer bien, es realmente peligroso para la relación que el niño tenga consigo mismo», ha zanjado la experta.